Con la retahíla de promesas que los
candidatos a alcaldes hicieron en el breve tiempo de sus campañas podría
escribirse una nueva Biblia.
Los más audaces para ofrecer el cielo y
las estrellas fueron los que tenían menos oportunidad de lograr el puesto, sea
porque querían echar toda la carne al asador para ver si convencían a los
votantes y revertían las tendencias, o porque sabían que no estarían obligados a
cumplir sus desmedidas ofertas ante un escenario que no les era favorable.
Lo cierto es que el tiempo ha llegado y,
aunque apenas se cumplirán dos meses de estar en el puesto, la mayoría de
quienes sí triunfaron en los comicios andan de capa caída porque ya son
presidentes municipales pero no hay recursos en sus tesorerías o no tienen
imaginación ni capacidad de gestión para atraer programas federales en lo que
llegan los recursos propios.
Ya sabemos que la situación financiera
del gobierno estatal anda tan crítica que lo mejor es acudir, al menos en estos
primeros meses, a las dependencias federales que tienen presupuesto para
invertir en estados y municipios.
Desgraciadamente, la mayoría de nuestros
alcaldes se la pasan renegando de las malas herencias legadas por sus
predecesores y perdiendo el tiempo en antesalas en la Secretaría de Finanzas y
Planeación o, peor aún, en las demás dependencias estatales, convertidas en
verdaderos páramos.
Grandes
municipios avanzan
Los alcaldes de Xalapa y Veracruz han
reaccionado positivamente.
Américo Zúñiga Martínez ha comenzado a
moverse para realizar obra pública remedial en calles de la capital y ha dado
visos de audacia para impulsar proyectos innovadores, de esos que nunca se les
ocurren a quienes solo llegan para administrar el tiempo de su gestión y nadar
de a muertito. Es cierto que el problema de los servicios públicos, como la
recolección de basura, sigue latente y como que no le encuentra el modo de
resolverlo.
Ramón Poo Gil, por su parte, está en una posición
de privilegio por dos razones: de la conurbación, será el suyo el municipio que
más inversión estatal reciba puesto que el de Boca del Río tendrá al menos tres
años de satanización por ser gobernado por Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del
político más odiado del régimen y, por otra parte, el proceso de recuperación
del centro histórico y su proyección como importante polo turístico atraerá una
fuerte derrama por inversión privada.
Solo baste recordar que en su territorio
se aplicará una de las más fuertes inversiones del gobierno federal en materia
portuaria, y que es una de las mecas el negocio inmobiliario de Carlos Slim.
Además, es posible que se logre dinamizar el sector hotelero, tradicionalmente orientado
a las zonas de playa de Boca del Río, y arribe inversión privada para la
construcción de más cuartos de hotel.
A Joaquín Caballero Rosiñol, alcalde de
Coatzacoalcos, Marcos Theurel le heredó fuertes conflictos laborales y debe
lidiar con actos de corrupción en el gobierno estatal que están entorpeciendo
el desarrollo de su municipio, como el desfalco por más de 400 millones de
pesos detectado en la construcción del túnel sumergido que debía estar enlazando
a la ciudad con la congregación Allende hace ya varios meses, así como en el
fideicomiso del puente Coatzacoalcos I.
Además de la gestión de apoyos de Sedesol
para pescadores, en fecha que ni los brujos de Catemaco podrían precisar darán
inicio las obras para la ampliación a seis carriles de la carretera a
Barrillas, con un presupuesto de 44 millones de pesos provenientes del gobierno
federal. Como en los demás municipios de este pobre estado, ha debido postergar
para marzo el anuncio de su programa de obras.
Martínez
de la Torre marca la diferencia
Rolando Olivares Ahumada ha pasado de ser
un exitoso empresario agroindustrial, exportador de cítricos, a convertirse en
un alcalde incansable. La población martinense encuentra respuesta a viejos
reclamos y es escuchada con enorme paciencia, al grado de que en el Palacio
Municipal hay atención hasta muy avanzada la noche. Pero su mayor atributo es
la gestión de obras y recursos para su municipio.
No solo ha logrado que los apoyos para
agricultores, ganaderos y pobladores afectados por fenómenos meteorológicos
lleguen y que los programas sociales, estatales y federales, se cumplan a favor
de los más necesitados, sino que ha logrado que su municipio sea incorporado,
en algunos casos de último momento, a las acciones de las dependencias
federales.
Como ejemplo indiscutible resalta la
incorporación de su municipio al Programa de Empleo Temporal de la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes (SCT) que, según la directora adjunta de
programas sociales de esa dependencia, Virginia Colín Castro, significará invertir
una buena parte de los 70 millones de pesos (orientados a beneficiar a 13 mil
veracruzanos) en ese municipio.
El martes mismo, cuando se dio el
banderazo de inicio, la funcionaria federal reconoció que este municipio no
tenía presupuesto asignado, pero las gestiones del alcalde martinense
permitieron destinar parte del paquete financiero, lo que inicialmente permitirá
reconstruir el camino El Diamante-Balsas de Agua, con mano de obra local, lo
que significará un doble beneficio.
Los
que se están durmiendo
Raúl Alberto Ruiz Díaz, heredero de
terrible deuda en el municipio de Tuxpan (gracias a los oficios del actual
titular de la Sedesol estatal, el exalcalde tuxpeño Alberto Silva Ramos), tendrá
poca capacidad de maniobra, a no ser que pronto el gobierno federal cumpla con
su promesa de construir la autopista a Tampico.
En Coatepec, el alcalde Roberto Pérez
Moreno enfrenta graves problemas, que en los últimos días se manifiestan en el
paro de labores del personal de limpia pública, lo que ha provocado que por
diversos rumbos de la ciudad se observen montañas de basura. Desde su entrada,
el popular Juanelo no ha hecho más que quejarse por la forma en que encontró
las arcas municipales y la deuda heredada por su antecesor panista.
En San Rafael, donde ganó con una gran
ventaja sobre el priista Felipe Romagnoli, el alcalde perredista Héctor Lagunes
Reyes comienza con serias dificultades su gestión ante la necesidad de
incorporar a gente afín a su causa. Ha confrontado, por cuestiones ambientales
y de protección civil a la única factoría que ofrece empleo en el municipio por
la contaminación de afluentes y ha puesto el candado a la construcción de un
gasoducto.
No se puede negar que sus reacciones
tienen razones poderosas, sin embargo, uno de los mayores problemas de San
Rafael es la grave escasez de fuentes de empleo, lo que ha ido deprimiendo la
economía local, afectada continuamente por los fenómenos meteorológicos que
afectan su producción agrícola y ganadera.
Ya iremos comentando los casos de otros
ayuntamientos. Lo cierto es que muy difícilmente tendrán un primer año
productivo cuando el estado mismo se enfrenta a una grave escasez en sus
finanzas públicas.
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