En las últimas semanas, la situación de
inseguridad en el estado de Veracruz se ha agravado. Es un crecimiento
paulatino en la incidencia delictiva que está poniendo en grave predicamento a
la población y en entredicho la efectividad de nuestras fuerzas policiacas.
El secuestro del periodista Gregorio
Jiménez de la Cruz por un grupo de encapuchados, ayer miércoles por la mañana
en Coatzacoalcos, ha puesto en la agenda de nueva cuenta la enorme vulnerabilidad
de los comunicadores.
En los últimos tres años, nueve
reporteros, fotógrafos y columnistas han sido blanco del crimen organizado.
Esta misma semana se informaba sobre el robo de equipo fotográfico contra un
colega en el puerto de Veracruz, y desde ayer todos los comunicadores de la
entidad hemos estado al pendiente de la suerte del reportero de Notisur.
Hay constancia de que el gobierno estatal
se moviliza para buscarle. Tanto la Procuraduría General de Justicia como
elementos de la Secretaría de Seguridad Pública buscan en la zona sur al
periodista; con ellos se movilizan el Ejército y la Marina; se ha designado a
Enoc Maldonado, director de Investigaciones Ministeriales de la PGJ, para
atender exclusivamente el caso, y se desarrollan líneas de investigación para dar
con su paradero.
Atentos al problema, han estado
personalmente el gobernador Javier Duarte de Ochoa y el Procurador General de
Justicia, Amadeo Flores Espinoza.
Lo
queremos vivo
Gregorio Jiménez de la Cruz. Desaparecido |
No ha sido un caso de secuestro. Su
levantón tiene visos de un acto del crimen organizado, que se ha desplazado a
ciudades en que no se aplicaba el operativo conjunto con las fuerzas federales
de seguridad.
De nueva cuenta, los brazos violentos de
las mafias se ceban con reporteros de la sección policiaca. Buscan evitar que
sus actos se hagan públicos, no perdonan que salga a la luz pública sus actos y
sus protagonistas. También, llamar la atención nacional e internacional y
amedrentar a los veracruzanos y a su gobierno.
La reacción de las fuerzas policiales, en
este caso, ha sido inmediata. Sin embargo, hasta la noche de este miércoles no
se había logrado rescatarlo.
Colegas de los medios de información de
la zona sur se han manifestado para exigir el retorno de Gregorio Jiménez sano
y salvo. Nos unimos a ese reclamo. No queremos otra víctima en una profesión
que tanto sirve a la sociedad si se le practica con honestidad y amor a la
verdad.
¿Hace
agua la seguridad en Veracruz?
La inseguridad como tal pero, sobre todo,
la sensación de inseguridad, han crecido como espuma en este inicio de año.
Todos los veracruzanos recibimos constancia de hechos en que el crimen
organizado, pequeñas bandas e, incluso, delincuentes solitarios han afectado la
integridad física o el patrimonio de simples ciudadanos.
Mientras se hacen esfuerzos por
incrementar el número de efectivos policiacos preparados y acreditados, se les
dota de sofisticado armamento y vehículos especiales para su movilización,
crece su presencia en zonas urbanas y establecen retenes, lo cierto es que en
lugar de disminuir crece la incidencia delictiva.
Hace falta que, al frente de las fuerzas
policiacas, colabore un funcionario con experiencia en seguridad. De otra
manera, la presencia policiaca solo será una muy cara simulación, porque a
últimas fechas ni siquiera funcionan para inhibir las acciones delictivas.
Como se ha repetido hasta el cansancio,
para derrotar a la delincuencia no solo bastan armas y policías. Hace falta
impulsar políticas económicas que incorporen a miles de veracruzanos desempleados
o mal pagados a los beneficios de la planta productiva.
Hace falta impulsar el desarrollo
mediante el impulso de la infraestructura de comunicaciones, la ampliación y
mejora de los servicios de educación y salud, el fortalecimiento del campo del
que migran miles de jóvenes sin esperanza ni formación educativa a las
ciudades, donde son fácil presa de los grupos delictivos que sí les ofrecen
trabajos remunerativos.
Y es que por todos lados de México (y
Veracruz forma parte de esta nación), los ciudadanos se están organizando para
defenderse con sus propias manos. Como en Guerrero y Michoacán, en Veracruz se
nota la inoperancia de los cuerpos de seguridad.
Ojalá que se tomen decisiones urgentes
para lograr que tanta inversión aplicada a los cuerpos policiacos realmente
sirva para contener la inseguridad. De otra manera, pronto veremos en nuestro
propio solar lo que ocurre en estados como Michoacán.
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