miércoles, 5 de febrero de 2014

Veracruzanos, los olvidados de Peña Nieto

Amistad, complicidad, graves problemas de seguridad, importancia estratégica para proyectos federales de gran envergadura. ¿Qué le hace falta a Veracruz para recibir grandes inversiones del gobierno de Enrique Peña Nieto?

Fuera de la fuerte inversión comprometida para la ampliación de las instalaciones portuarias de Veracruz, en más de un año del gobierno que encabeza el priista mexiquense, los veracruzanos no hemos sido considerados para la formulación de proyectos de infraestructura en comunicaciones, servicios de salud, desarrollo urbano o turismo.

Que a nadie engañen con aquello de que lo que se destinará al Puerto de Veracruz es para favorecer a la entidad.

En los próximos 13 años, el gobierno federal invertirá más de 60 mil millones de pesos en una ampliación portuaria que forma parte del desarrollo del sector de exportaciones e importaciones del país y que, contra lo que se pregona, traerá más afectaciones que beneficios para los veracruzanos.

Se nos trata de convencer con el garlito de que esa obra generará 140 mil empleos, 100 mil de ellos indirectos, que permitirán la incorporación de miles de veracruzanos al mercado laboral.

Sin embargo, este tipo de obras generan distorsiones graves a las economías regionales porque son puntos de atracción de migraciones masivas temporales de trabajadores de otros estados, que generan elevación en los precios de servicios urbanos y de vivienda.

Por si eso fuera poco, la construcción de 30 nuevas posiciones de atraque y acceso para buques de gran calado en la parte norte de la ciudad pondrá en grave peligro los arrecifes  Punta Gorda y Bahía de Vergara, desincorporadas del área natural protegida (ANP) por el presidente Felipe Calderón casi unas horas antes de dejar el puesto.

Desde su campaña, los compromisos asumidos por el entonces candidato presidencial priista fueron vagos e inconexos.

Salvo la promesa de construir las autopistas Tuxpan-Tampico,  la primera parte de la Cardel-Poza Rica, la primera parte del  periférico de Orizaba, el libramiento ferroviario de Coatzacoalcos y la modernización del aeropuerto del Lencero, además de nosocomios, caminos rurales y modernización de la carretera de Los Tuxtlas, no se comprometió a un programa de desarrollo integral.

Fuera del libramiento de Coatepec, que ya terminado espera su visita para que lo inaugure, no se ha anunciado inversiones federales para el inicio de obras que permitan cumplir los compromisos anunciados.

¿Cuándo nos hará caso?

Dice el dicho que la amistad se demuestra con obras. Sin embargo, las apariciones del presidente Enrique Peña Nieto en Veracruz han sido para encabezar actos protocolarios de carácter nacional, pero jamás en lo que va de su gestión ha venido a dialogar con los sectores sociales y productivos de la entidad para conocer sus necesidades y anunciar inversiones federales.

La verdad es que no importa que venga. Su ausencia ayuda a evitar gastos infames tanto del gobierno federal como del estatal.

Lo importante sería que anunciara apoyos desde el sitio que eligiera para un estado que aporta el 4.7 del Producto Interno Bruto (PIB) del país, el sexto lugar tras el DF, Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Campeche, seis estados que, en total, contribuyen con el 50.6 por ciento del PIB, según datos del INEGI.

Apenas este martes 4, en Michoacán, un estado que apenas aporta el 2.5 por ciento del PIB nacional pero que está en un grave periodo de ingobernabilidad, el presidente Enrique Peña Nieto anunció el Plan Michoacán que incluye una inversión histórica de 45 mil 500 millones de pesos para cinco ejes: economía, educación y cultura, infraestructura y vivienda digna, salud y seguridad social, y desarrollo social y sustentabilidad.

El 7 de noviembre pasado, en Chilpancingo, Peña Nieto anunció el Plan Nuevo Guerrero, en una entidad que apenas aporta el 1.5 por ciento del PIB, pero asolado por los fenómenos meteorológicos y la violencia creciente, al que el gobierno federal destinará inversiones por hasta 61 mil millones de pesos (la mitad de ellas, por concepto del Fondo de Desastres Naturales, Fonden).

Veracruz, en cambio, siempre ha sido víctima de asimetrías fiscales: aporta fuertemente al PIB nacional, genera buena parte de la energía que se consume en el país (con las graves consecuencias en materia ecológica, de riesgos e inflación), y es de los que más contribuyen a la hacienda federal.

¿Qué recibe a cambio? Mucho menos que los estados con menores aportaciones a la economía del país.

Las razones del olvido

Cuando el panista Felipe Calderón gobernaba el país y el priista Fidel Herrera Beltrán ejercía su imperio en tierras veracruzanas, eran claras las diferencias entre ambos representantes de partidos confrontados.

Recrudecía el pleito la desmedida ambición de Fidel Herrera por rasguñar la mayor cantidad de recursos federales del Fonden que después destinaba a asuntos que no tenían nada que ver con paliar las graves afectaciones de miles de paisanos por los fenómenos meteorológicos.


¿Qué ocurre ahora cuando tanto el gobernador veracruzano como el primer mandatario del país son del mismo partido? Que nos lo expliquen.

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