Amistad, complicidad, graves problemas de
seguridad, importancia estratégica para proyectos federales de gran envergadura.
¿Qué le hace falta a Veracruz para recibir grandes inversiones del gobierno de
Enrique Peña Nieto?
Fuera de la fuerte inversión comprometida
para la ampliación de las instalaciones portuarias de Veracruz, en más de un
año del gobierno que encabeza el priista mexiquense, los veracruzanos no hemos
sido considerados para la formulación de proyectos de infraestructura en
comunicaciones, servicios de salud, desarrollo urbano o turismo.
Que a nadie engañen con aquello de que lo
que se destinará al Puerto de Veracruz es para favorecer a la entidad.
En los próximos 13 años, el gobierno
federal invertirá más de 60 mil millones de pesos en una ampliación portuaria
que forma parte del desarrollo del sector de exportaciones e importaciones del
país y que, contra lo que se pregona, traerá más afectaciones que beneficios
para los veracruzanos.
Se nos trata de convencer con el garlito
de que esa obra generará 140 mil empleos, 100 mil de ellos indirectos, que
permitirán la incorporación de miles de veracruzanos al mercado laboral.
Sin embargo, este tipo de obras generan distorsiones
graves a las economías regionales porque son puntos de atracción de migraciones
masivas temporales de trabajadores de otros estados, que generan elevación en
los precios de servicios urbanos y de vivienda.
Por si eso fuera poco, la construcción de
30 nuevas posiciones de atraque y acceso para buques de gran calado en la parte
norte de la ciudad pondrá en grave peligro los arrecifes Punta Gorda y Bahía de Vergara,
desincorporadas del área natural protegida (ANP) por el presidente Felipe
Calderón casi unas horas antes de dejar el puesto.
Desde su campaña, los compromisos
asumidos por el entonces candidato presidencial priista fueron vagos e
inconexos.
Salvo la promesa de construir las
autopistas Tuxpan-Tampico, la primera
parte de la Cardel-Poza Rica, la primera parte del periférico de Orizaba, el libramiento
ferroviario de Coatzacoalcos y la modernización del aeropuerto del Lencero,
además de nosocomios, caminos rurales y modernización de la carretera de Los
Tuxtlas, no se comprometió a un programa de desarrollo integral.
Fuera del libramiento de Coatepec, que ya
terminado espera su visita para que lo inaugure, no se ha anunciado inversiones
federales para el inicio de obras que permitan cumplir los compromisos
anunciados.
¿Cuándo
nos hará caso?
Dice el dicho que la amistad se demuestra
con obras. Sin embargo, las apariciones del presidente Enrique Peña Nieto en
Veracruz han sido para encabezar actos protocolarios de carácter nacional, pero
jamás en lo que va de su gestión ha venido a dialogar con los sectores sociales
y productivos de la entidad para conocer sus necesidades y anunciar inversiones
federales.
La verdad es que no importa que venga. Su
ausencia ayuda a evitar gastos infames tanto del gobierno federal como del
estatal.
Lo importante sería que anunciara apoyos desde
el sitio que eligiera para un estado que aporta el 4.7 del Producto Interno
Bruto (PIB) del país, el sexto lugar tras el DF, Estado de México, Nuevo León,
Jalisco y Campeche, seis estados que, en total, contribuyen con el 50.6 por
ciento del PIB, según datos del INEGI.
Apenas este martes 4, en Michoacán, un
estado que apenas aporta el 2.5 por ciento del PIB nacional pero que está en un
grave periodo de ingobernabilidad, el presidente Enrique Peña Nieto anunció el
Plan Michoacán que incluye una inversión histórica de 45 mil 500 millones de
pesos para cinco ejes: economía, educación y cultura, infraestructura y
vivienda digna, salud y seguridad social, y desarrollo social y
sustentabilidad.
El 7 de noviembre pasado, en
Chilpancingo, Peña Nieto anunció el Plan Nuevo Guerrero, en una entidad que
apenas aporta el 1.5 por ciento del PIB, pero asolado por los fenómenos
meteorológicos y la violencia creciente, al que el gobierno federal destinará
inversiones por hasta 61 mil millones de pesos (la mitad de ellas, por concepto
del Fondo de Desastres Naturales, Fonden).
Veracruz, en cambio, siempre ha sido
víctima de asimetrías fiscales: aporta fuertemente al PIB nacional, genera
buena parte de la energía que se consume en el país (con las graves
consecuencias en materia ecológica, de riesgos e inflación), y es de los que
más contribuyen a la hacienda federal.
¿Qué recibe a cambio? Mucho menos que los
estados con menores aportaciones a la economía del país.
Las
razones del olvido
Cuando el panista Felipe Calderón gobernaba
el país y el priista Fidel Herrera Beltrán ejercía su imperio en tierras
veracruzanas, eran claras las diferencias entre ambos representantes de
partidos confrontados.
Recrudecía el pleito la desmedida
ambición de Fidel Herrera por rasguñar la mayor cantidad de recursos federales
del Fonden que después destinaba a asuntos que no tenían nada que ver con paliar
las graves afectaciones de miles de paisanos por los fenómenos meteorológicos.
¿Qué ocurre ahora cuando tanto el
gobernador veracruzano como el primer mandatario del país son del mismo
partido? Que nos lo expliquen.
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