jueves, 18 de julio de 2013

Los diez para la Universidad Veracruzana

Dr. Raúl Arias Lovillo
Está en marcha la primera fase del proceso de selección del rector que estará al frente de la máxima casa de estudios de Veracruz entre septiembre de 2013 y agosto de 2017, en sustitución del doctor Raúl Arias Lovillo, quien a finales de agosto prácticamente cumplirá nueve años en el puesto.

Diez académicos se han inscrito para estar en posición de ser evaluados por los ocho integrantes de la Junta de Gobierno de la UV (luego de la renuncia de la doctora Julia Tagüeña Parga), quienes definirán de entre ellos a una terna. Los elegidos para la última fase de designación podrán presentar in extenso los planteamientos que ya presentaron al momento de inscribirse, muchos de los cuales huelen a raudos esbozos escritos de prisa y sin mucho análisis de la realidad universitaria.

Por orden alfabético, los que buscan gobernar a la UV son Rafael Arias Hernández, Víctor A. Arredondo Álvarez, Porfirio Carrillo Castilla, Manlio Fabio Casarín León, Sergio Natan González Rocha, Sara Ladrón de Guevara González, Clara Celina Medina Sagahón, Marcelo Francisco Monfort Guillén, Homero Vladimir Ríos Figueroa y Leticia Rodríguez Audirac.

Siete hombres y tres mujeres buscarán convencer no solo a los integrantes de la Junta de Gobierno para cruzar la línea y estar en el paso previo a lograr ser rector o rectora; también buscarán respaldos en cuerpos académicos, investigadores y estudiantes.

De ellos, el 20 por ciento tiene solo estudios de maestría (un hombre y una mujer) mientras que el 80 por ciento restante tiene estudios de doctorado (2 mujeres y 6 hombres).

De los que ostentan el máximo grado académico, solo uno realizó sus estudios en un programa de posgrado impartido por la Universidad Veracruzana; tres lo hicieron en la UNAM y tres en universidades del extranjero (de Estados Unidos, Francia e Inglaterra). Los dos restantes lo hicieron, una, en una universidad privada del país, y el otro, nada menos que en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), con las dudas que se ciernen sobre ese proyecto inflado por el profesor y licenciado Guillermo Zúñiga Martínez.

Hay al menos tres que se han presentado en al menos uno de los anteriores procesos de selección de rector. Destacan, por supuesto, la odontóloga pozarricense y exdiputada local Clara Celina Medina Sagahón, quien si no mal recuerdo se ha presentado a todos los procesos, y el maestro Rafael Arias Hernández, quien en el documento de sus planteamientos señala, en un tono casi poético: “Por tercera vez en casi ocho años, es necesario participar para hacer presentes puntos de vista no escuchados, propuestas no atendidas e ideas ignoradas, total o parcialmente, en un ámbito en donde se supone, se respeta y alienta razón y derecho, libertad y creatividad”. El otro es Francisco Montfort Guillén, si mi memoria no me falla.

¿Qué plantean los candidatos a la rectoría?

Dr. Porfirio Carrillo Castilla
Los documentos presentados muestran una marcada asimetría en cuanto al conocimiento de la realidad universitaria. Los enfoques se multiplican: varios dan como prioridad los aspectos políticos, la democratización de la universidad, el énfasis en los temas de transparencia.

Otros se ven opacados por una larga permanencia en las aulas y en cargos medios de la administración universitaria o en la dirección de centros docentes y de investigación, lo que les impide ver el bosque en su conjunto. Hay quienes solo arrojan ideas sueltas, luego de señalar a otros grupos universitarios de tener controlado el poder en la casa de estudios, sin ofrecer una ruta clara e innovadora que permita a la UV seguir creciendo o recuperar el crecimiento, según se considere la situación por la que atraviesa la casa de estudios.

Por último, al menos dos de los documentos consultados presentan elementos de evaluación no solo respecto de la universidad sino de la realidad de la educación superior en el país y en el mundo.

Y estos dos pueden ser los más fuertes contendientes. Por un lado, el actual secretario Académico, Porfirio Carrillo Castilla, quien tiene el problema de no poder ir al fondo de su proceso de análisis crítico porque forma parte del problema, y por el otro, el exrector Víctor Arredondo Álvarez, quien por el contrario presenta datos muy severos de la situación actual de la UV, a la luz de un fuerte contraste entre los datos duros arrojados por la UV y los indicadores nacionales.

Desde mi punto de vista, son ellos los que pueden atraer la atención de la comunidad universitaria, en los que se centre incluso una batalla entre el grupo del actual rector Raúl Arias Lovillo, quien recientemente se calificó como el mejor rector, el que más ha dado lustre a la casa de estudios (un poco en la tesitura de Vicente Fox Quezada, quien se ve mejor presidente incluso que Benito Juárez), y el grupo que le precedió, el de Víctor Arredondo, al que por cierto perteneció y ello le valió ser rector.

¿Avanzó o se estancó la UV?

Dice el dicho que alabanza en boca propia es vituperio, y eso parece que le ha ocurrido al rector Raúl Arias Lovillo, quien se mandó diciendo que su administración había superado a todas las anteriores, incluyendo la de dos reconocidos rectores como Roberto Bravo Garzón y Víctor Arredondo.

¿Qué observa este último, experto en educación superior y estudioso del fenómeno educativo desde una perspectiva internacional? Con su diagnóstico, no solo echa por tierra los decires de Arias Lovillo, sino pone en entredicho al doctor Porfirio Carrillo Castilla, su más fuerte rival, porque señala datos que no ayudan mucho a suponer como ciertos los supuestos logros de la gestión que fenece, ni en docencia ni en investigación.

En el primer tema, pese al reconocido crecimiento de la matrícula y la ampliación de la oferta académica, para Arredondo ello “no repercutió favorablemente en sus indicadores de desempeño escolar: el índice promedio de eficiencia terminal en la UV muestra una tendencia lineal a la baja (actualmente es sólo del 40%, 30 puntos abajo del promedio nacional)”.

Dr. Víctor A. Arredondo Álvarez
Agrega que el 30% de los alumnos del Área de Formación Básica del Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) “se encuentra en situación de riesgo académico porque se han reinscrito en su segunda, tercera y última oportunidad, al no aprobar sus asignaturas correspondientes”.

La oferta académica se multiplicó pero sigue concentrada en estudios de licenciatura, que representa el 80% del total. “Además, a diferencia de la mayoría de las universidades, sólo el 53% de sus programas de licenciatura (90) tienen un nivel de calidad reconocida, el 49% de sus programas de posgrado se encuentran en el Padrón Nacional de Calidad del CONACYT (66 de 132) y sólo el 14.9% de sus cuerpos académicos (26 de 182) se encuentran registrados como consolidados”. Ello, señala, “ha significado una pérdida de competitividad y, por consiguiente, una reducción en su generación de fondos basados en el desempeño institucional”.

Contra el optimismo ariaslovillista, Arredondo pondera a la UV en el ámbito nacional, entre 2003 y 2011, justo el periodo del actual rector, y señala lo siguiente: en cuanto al porcentaje de programas en el nivel 1 de los CIEES, pasó de la posición 12 a la 21; en el de programas acreditados por COPAES, pasó del lugar 14 al 29; en el de programas de calidad, pasó del 9 al 25; y en el de la matrícula asociada a programas de calidad, del lugar 17 al 33”.

Universidades de su tamaño, agrega, “han superado a la UV en su competitividad académica y, en consecuencia, en la obtención de recursos. A tal grado, que logran recibir entre un 25% y un 120% más de recursos PIFI que la UV, cuya captación ha ido a la baja en los últimos años”.

Arredondo reconoce que, en el tema de la investigación, el crecimiento de miembros del SNI ha redituado beneficios indiscutibles en la consistencia y calidad de la investigación realizada, sin embargo, la obtención de fondos provenientes de otros sectores es marginal mientras que la canalización de fondos propios para esta función se ha reducido notablemente.

No hace falta escudriñar los datos presupuestales para darnos cuenta del súbito freno que en los últimos 8 años ha tenido la construcción de nuevos espacios. “Actualmente, menos del 5% del presupuesto total se canaliza a infraestructura, equipamiento e inversión estratégica”.

Pero si los bajos recursos extraordinarios obtenidos por la UV han limitado su potencial hacia una mayor calidad, competitividad e impacto, para Arredondo hay otras causas: “Se percibe que ha habido un declive en el énfasis dado a: el monitoreo institucional, sustentado en indicadores de desempeño; la planeación horizontal colaborativa; el uso de un sistema integral y estandarizado de información que proporcione realimentación en tiempo real para la toma de decisiones; la gestión consistente de subsidios públicos crecientes y la multiplicación de fuentes de financiamiento alterno; así como a la realización periódica, en toda la UV, de reuniones ejecutivas de staff orientadas a la capacitación y focalización del esfuerzo institucional hacia el logro de metas comunes”.


Con ese acento se analiza la situación actual de la UV.