A
transformar el marco jurídico del sector agropecuario se comprometió el
presidente Enrique Peña Nieto durante el acto en que se conmemoró el
aniversario 99 de la promulgación de la primera ley agraria justamente en el
Puerto de Veracruz, por el presidente Venustiano Carranza.
Desprovista de su espíritu
justiciero, la legislación agraria actual dista mucho de la original. La
reforma al artículo 27 constitucional impulsada por Carlos Salinas de Gortari
durante su mandato puso en grave riesgo a millones de campesinos del país que,
con el régimen ejidal, estaban impedidos para vender sus tierras y, con ello,
se evitaba una reconcentración de los territorios rurales.
Hoy las parcelas ejidales son
emporios inmobiliarios, nuevos latifundios, megaproyectos turísticos, obrajes
mineros, en un esquema de profunda expoliación de la mano de obra que hoy
aportan sus antiguos dueños.
Pero el presidente Enrique Peña
Nieto habló en Boca del Río de una nueva reformulación de los preceptos
jurídicos que norman el campo, al que quiere productivo y exitoso, lejos de
rezagos y capaz de convertirse en una alternativa competitiva a nivel
internacional.
Lo que no se sabe es si ese
propósito incluye a los campesinos. Habla de impulsar esta reforma a través del
diálogo con todas las organizaciones campesinas, pero hace mucho que estas
agrupaciones ya ni simulan apoyar las más sentidas demandas de los labriegos
mexicanos, quienes siguen soportando en sus espaldas la alimentación del país
sin que se les pague algo cercano a lo justo.
Los
dineros para el campo
Peña Nieto dijo en su discurso que en el
presupuesto de este año, se destinarán al campo 82 mil 900 millones de pesos,
es decir, 7 mil 500 millones de pesos más que en 2013. Se destinarán, es
cierto, lo que no se sabe es cuánto recibirán los productores agropecuarios del
país, luego de la tradicional rasurada que imponen miles de funcionarios
corruptos altos, medianos y chicos.
Veamos la tradicional parrafada del señor
presidente, traída de un desvelado poeta: es tiempo, dijo, de labrar la tierra
y sembrar la semilla para que el día de mañana cosechemos buenos frutos. En
Veracruz estamos acostumbrados a este tipo de frases que no dicen nada.
En cambio, dio la numeralia de la
regularización de las tierras y los núcleos agrarios, y ya sabemos que eso ha
hecho posible que los terrenos de los campesinos se conviertan en una mercancía
barata. Dijo que en 2013 entregó títulos a 200 mil familias y se regularizaron
300 núcleos agrarios. Añadió que se atendieron más de 236 mil trámites con lo
que se disminuyó el rezago en un 98 por ciento, y se liberaron unas 14 mil
hectáreas en conflicto social, además de incorporar al patrimonio nacional 43
mil hectáreas.
Ya veremos qué resulta de estas promesas.
Nada
para Veracruz
Siguiendo con una tradición que lleva ya
un año, el presidente Enrique Peña Nieto evitó referirse en específico al
estado de Veracruz. Mientras en otras entidades hace anuncios espectaculares de
obras y acciones a favor de los pobladores locales, acá nos toca escucharle sus
propósitos nacionales. Ya llevamos varios años ignorados por los dos sucesivos
gobiernos federales. ¿Seremos culpables de ello todos los veracruzanos?
El
camino de don Nicho
Aunque
forma parte de los compromisos asumidos durante su campaña a su paso por
Veracruz, el presidente Enrique Peña Nieto no viajó este lunes 6 de enero a
inaugurar la primera parte del denominado libramiento de Coatepec.
Y es que, pese a que desde
diciembre, la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), que dirige
el exsecretario de Gobierno Gerardo Buganza Salmerón, ha trabajado a marchas
forzadas para recomponer las maltrechas rayas de la autopista Xalapa-Coatepec,
colocar la señalética y pintar los muros separadores, lo cierto es que la
obrita poco servirá para desviar el tráfico que circula rumbo a Xico y Teocelo.
Los tres y medio kilómetros de
carretera que, en su primera etapa requirió de 250 millones de pesos, la mayor
parte destinados al puente sobre la autopista, apenas servirá para quienes se
dirigen de Xalapa a poblaciones como El Grande y Mahuixtlán, en el municipio de
Coatepec, porque quienes van a Xico tienen que retornar a Coatepec para
cruzarlo por la avenida Libertad.
Eso quiere decir que, para su
propósito, que es desviar el fuerte tráfico hacia las poblaciones localizadas
entre los dos Pueblos Mágicos, faltará ciertamente que Peña Nieto y el gobierno
federal cumplan con financiar la continuación del libramiento, construyendo un
puente sobre la carretera Coatepec-Las Trancas, pues de otra manera solo
servirá para las poblaciones localizadas a la vera de esta última rúa.
Muchos vecinos de El Grande, con
sorna, aseguran que la carretera fue construida para facilitar el tránsito de
su principal vecino, el exsecretario técnico de los Juegos Centroamericanos y
del Caribe, Dionisio Pérez Jácome, a quien le quedará de maravilla pues de la
salida del libramiento a su casa median apenas unos cien metros.
Algo, por cierto, se deberá hacer para
que quienes se dirijan rumbo a Xalapa no ocasionen accidentes viales en su
incorporación a la autopista, porque el entronque no cuenta con carril de
amortiguamiento, por lo que deberán hacer alto total antes de seguir su ruta a
la capital del estado.
El presidente Enrique Peña Nieto,
quien estuvo este lunes en el acto conmemorativo de la promulgación de la
primera ley agraria, debió parecerle inocuo volar hasta Coatepec, luego de que
la semana pasada, en su natal Atlacomulco, inauguró una supercarretera de 80
kilómetros, construida por su colega, el gobernador del Estado de México,
Eruviel Ávila.
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