Aunque se comporta como el señalado por
el dedo de Dios y pregona sus cualidades rumbo a la selección del candidato
priista a sustituir a Javier Duarte de Ochoa en 2016, el actual secretario
estatal de Desarrollo Social, Alberto Silva Ramos, alias El Cisne, no podrá
sepultar en el olvido el tremendo endeudamiento que enfrenta el ayuntamiento de
Tuxpan.
Salvado
por la campana, Silva Ramos pidió licencia como alcalde antes de concluir su
periodo y se refugió en la Sedesol estatal, donde tiene manga ancha para recorrer
el estado repartiendo dádivas y obras de remedio a la pobreza, sin que sufra
señalamiento alguno por incumplimiento de programas.
Pero los tuxpeños lo
recuerdan con una mezcla de molestia y estupefacción.
De
molestia, porque prácticamente hipotecó las finanzas municipales por décadas, y
estupefactos porque, pese a la discrecionalidad en el manejo de los recursos
públicos, no fue tocado siquiera por la sospecha en el análisis de la cuenta
pública de 2012 hecha por el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), que en
cambio involucra a 38 municipios.
Y
es que, además de la enorme deuda que afecta participaciones federales, e
incluye bursatilización y empréstitos con la banca de desarrollo y privada, el
ayuntamiento tuxpeño enfrenta una deuda que frisa los 80 millones de pesos con
el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que le ha valido la amenaza
de embargo de bienes municipales, además de dejar desprotegidos a los
trabajadores municipales.
Constructores
y proveedores diversos están al borde de la quiebra por la falta de pago;
incluso, los medios de comunicación en que ordenó publicar un impresionante
despliegue de mensajes promocionales han debido quedar con las facturas
pendientes por sumas millonarias.
Si
así quiere gobernar a Veracruz, un enorme daño debemos esperar en su hipotética
gestión.
Una
deuda galopante
El creciente endeudamiento contratado por
Alberto Silva Ramos en los dos años y siete meses en que estuvo en el
ayuntamiento de Tuxpan llamó la atención incluso de la empresa calificadora
Fitch Ratings.
En octubre de 2012, la
empresa asignó a ese ayuntamiento la calificación crediticia “BB(mex)”, que
equivale a un grado especulativo, al enfrentar una deuda cercana a los 500
millones de pesos. Simplemente, gastó más de lo que recibía por participaciones
federales y recaudación propia.
Dicha suma estaba
constituida, según el análisis de la calificadora, por un pasivo no bancario
por 252.8 millones de pesos, deudas por financiamiento por 172.4 millones, más
la deuda que ya sostenía con el IMSS, calculada hace 15 meses en 50 millones.
El
economista Hilario Barcelata Chávez, en un análisis sobre la deuda pública de
los municipios veracruzanos, publicado por el portal Al Calor Político en 2012,
señalaba que de los 2 mil 840.8 millones de pesos que adeudaban los 212
municipios de la entidad, el 52 por ciento se concentraba en 18 ayuntamientos.
Tuxpan ocupaba el
tercer lugar, debajo de Coatzacoalcos y Veracruz, al concentrar el 4.8 por
ciento, con 135.8 millones de pesos, superando incluso la deuda de Xalapa. Y
añadía que dicha deuda representaba el 36 por ciento de sus ingresos.
El
ritmo impuesto por el actual titular de la Sedesol durante su régimen fue
extraordinario, al multiplicarlo hasta cuatro veces. Así, mientras en 2010 ese
municipio debía 34.8 millones, antes de concluir 2012 la deuda había crecido a
131.4 millones de pesos, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público.
Pese
a las evidencias, el Cisne, convertido en menos de tres años en un chivo en
cristalería, se defiende argumentando que solo dejó un pasivo cercano a los 160
millones de pesos y que dichos recursos se justificaban pues fueron destinados
a infraestructura. Respecto a la deuda con el IMSS, señala que esta le fue
heredada por tres administraciones anteriores. Lo cierto es que no hizo nada
por liquidarla.
En
efecto, Silva Ramos aduce que los recursos con los que ha hipotecado por
décadas al ayuntamiento porteño se destinaron a la construcción de puentes y
calles, y se vanagloria de haber encabezado la administración municipal que más
calles ha construido: de 13 a 300, según su decir.
¿Obras
son amores o crasos errores?
¿Qué calidad tuvieron las obras de
infraestructura impulsadas durante su gestión municipal? Para muestra, un botón.
El
jueves pasado, los tuxpeños sufrieron su primer desencanto. Un puente en la
calle Libertad, construido según los reportes periodísticos sin la calidad
exigida, colapsó cuando lo cruzaba una camioneta de carga, la que cayó al fondo
del canal de aguas negras.
Los
constructores, en un simulacro en que el ayuntamiento hacía como que pagaba y ellos
hacían como que construían con las especificaciones debidas, no le pusieron
varillas a las vigas ni a la losa principal.
Por
la mañana del jueves, la camioneta de 3.5 toneladas, cargada con garrafones de
agua, quedó en medio del fallido puente, vencida por su peso y la mala calidad
de la obra. Por fortuna, relata la nota
del periódico La Opinión, la estructura se desplomó en partes, lo que permitió
que no hubiera víctimas mortales.
Gracias al desplome de dicho puente, que forma
parte de las obras de las que se vanagloria el aspirante a gobernador, unas
nueve colonias han quedado incomunicadas, lo que está generando la protesta de
los afectados ante la actual autoridad municipal, quien les ha dicho que
esperen al próximo año porque, claro, no hay dinero en las arcas municipales y
el que cae debe ser destinado al pago de la enorme deuda.
Pero
al Cisne, eso ya no le preocupa.
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