Este
fin de semana de carnestolendas estuvo impregnado por la polémica en torno a
una hipotética iniciativa de ley por parte del gobernador Javier Duarte de
Ochoa para que el poder ejecutivo estatal fuera la vía para la recaudación y
administración de la principal fuente de ingresos fiscales de los 212
ayuntamientos de la entidad, el impuesto predial.
En este
mismo espacio, el viernes pasado, alertamos sobre el riesgo que esa medida
causaría en las de por sí afectadas haciendas municipales, a raíz de la
declaración –según hizo constar una nota de la revista Proceso– del presidente
de la Comisión de Vigilancia del Congreso, el diputado de Alternativa
Veracruzana (AVE), Francisco Garrido Sánchez, a la que respondieron de
inmediato los alcaldes de Veracruz, el priista Ramón Poo (de extrañamiento y
necesidad de mayor información), y de Boca del Río, el panista Miguel Ángel
Yunes Márquez, de abierto rechazo y confrontación.
El 28
de febrero, el mismo Congreso envió a medios (y las mantiene en su página en
internet) las declaraciones del diputado de AVE, en que señala que “los
ayuntamientos que convengan con el Estado la administración del impuesto predial
continuarán recibiendo el monto correspondiente y además podrán aumentar hasta
30 por ciento sus participaciones federales del Fondo de Fomento Municipal”.
Con el
señuelo de incrementar sus participaciones federales, según se desprende de las
declaraciones oficiales del diputado, los ayuntamientos estarían en posibilidad
de acordar en sus cabildos transferir, mediante un convenio voluntario, la
recaudación de este impuesto, con lo que se verían beneficiados con una
cantidad adicional, equivalente al 30 por ciento de lo recaudado. Caso
contrario, no tendrán ese beneficio.
Tras el
alud de declaraciones en torno al tema, la reacción del Gobierno del Estado, a
través de Alberto Silva Ramos, nuevo coordinador general de Comunicación
Social, a través de su cuenta en Twitter, para desmentir categóricamente la
interpretación de esa información, fue inmediata: “No hay ni habrá ninguna
iniciativa del Ejecutivo para que el Gobierno del Estado administre el impuesto
predial”.
Nos fuimos con la finta
En
efecto, lo que el presidente de la comisión de Vigilancia señaló se refiere a
modificaciones aprobadas por el Congreso de la Unión en las leyes de
coordinación fiscal y, por tanto, es vigente para todo el país. De ninguna
manera, como lo asevera el reportero de Proceso, dicha medida se implantaría en
la entidad a partir de una iniciativa del Ejecutivo estatal.
Estos
convenios serían actos voluntarios y autónomos, con la ventaja de incrementar
sus recursos en un tercio. A partir del 1 de enero de 2015, quienes así lo
acuerden mediante convenio, verán cómo sus recaudaciones del impuesto predial
las realizará la Sefiplan.
Si
hiciéramos un esfuerzo para explicarnos la razón de fondo de las modificaciones
acordadas por la Cámara de Diputados en el ámbito federal, podríamos señalar
que miles de ayuntamientos en el país tienen serias dificultades para recaudar
ese impuesto, lo que debilita sus finanzas, y los hace enteramente dependientes
de las participaciones estatales y federales.
En esos
casos, podría ser útil el auxilio del Gobierno del Estado, siempre y cuando
este sea totalmente responsable para acreditárselos conforme a los programas
municipales de obra, con los alicientes de recibir una mayor recaudación y
sumar un 30 por ciento sobre el monto recaudado.
Tanto
el gobernador Javier Duarte de Ochoa como su secretario de Finanzas y
Planeación, Fernando Charleston, salieron al paso de inmediato a esas
interpretaciones. Si bien lo declarado por el titular de la Sefiplan debe matizarse,
porque con la reforma hecha por el Congreso de la Unión esta facultad ya no es
exclusiva de los ayuntamientos sino que puede compartirse, Javier Duarte
confirmó su respeto a la autonomía municipal y, zas, asunto zanjado.
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