El
Congreso de Veracruz es una panacea: se trabaja poco, se gana mucho, se
cincelan relaciones políticas y se hacen pingües negocios a la sombra de la
gestoría.
A lo
que menos se dedican sus diputados es a legislar.
Pese a
los múltiples aspectos que requieren ser tratados con una nueva legislación o
con la adecuación de las leyes vigentes, los diputados del Congreso de Veracruz
se enfrentan a una falsa disyuntiva: comportarse como legisladores o considerar
su paso como un ominoso financiamiento para hacer política partidista,
apuntalar sus carreras electorales o acercarse al poder estatal, todo ello
enfocado en sus intereses personales.
En HoraLibre comentamos anteriormente que el de Veracruz es de los congresos más caros
para los contribuyentes. Un estudio nacional arrojó que es de las Legislaturas
que más dinero destinan por diputado (11.5 millones de pesos anuales, arriba de
la media nacional).
Ahora
resulta que es de las que menos trabajan en el año, apenas superada por la
cámara de diputados de Campeche y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
El
grave rezago en análisis y aprobación o rechazo de iniciativas legislativas que
acusa desde hace muchos años nuestro Congreso, además de razones políticas, es
producto de un calendario de sesiones que privilegia ‘labores de gestoría’
sobre los trabajos de cabildeo, análisis y dictaminación de nuevas leyes o de
reforma de aquellas que ya son obsoletas para la realidad del estado y el país.
Un
estudio publicado por el portal de noticias sinembargo.mx apunta a nuestro
congreso entre los menos productivos.
Si bien
la Asamblea Legislativa del DF se lleva las palmas como el más caro y el menos
trabajador, con apenas 152 días naturales (cinco meses) de sesiones ordinarias,
con lo que los asambleístas prácticamente cobran sus dietas durante siete meses
al año sin trabajar (solo 15 conforman la Comisión Permanente), los congresos
de Campeche (172 días: cinco meses 20 días) y de Veracruz (177 días: cinco
meses 25 días) se ubican en la cúspide de los más perezosos e improductivos.
¿Los
veracruzanos, que en promedio gastamos 75.53 pesos diarios por cada uno de los
50 diputados locales, nos merecemos un congreso que dedica más tiempo a
vacaciones políticas que a trabajar en modernizar nuestras leyes y normas?
Si,
para colmo, consideramos que buena parte de esos 177 días se dedican a la
realización de sesiones de trámite, como la instalación del Congreso, la
recepción del informe de labores del Gobernador del Estado y a su glosa, a la
asistencia a actividades extralegislativas y a las supuestas reuniones de las
comisiones, ya podremos imaginar por qué nuestros diputados presentan
resultados vergonzosos al final de cada legislatura.
Solo
como dato, habrá que señalar (citando la misma fuente) que los congresos
locales que más trabajan son los de los estados de Tlaxcala (9 meses) y Yucatán
(8 meses y medio); seguidos por los congresos de Baja California, Hidalgo,
Puebla y Sinaloa, con 8 meses al año. Entre los menos afanosos se encuentran
los de Chiapas, Quintana Roo y Sonora, con 6 meses y, en la lona, los ya
citados de Veracruz, Campeche y Distrito Federal.
¿Habrá que legislar para ampliar
periodos ordinarios de sesiones?
A propuesta
del PRD y con el apoyo de las demás fracciones parlamentarias, la Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión analizará y votará en los siguientes días
una reforma al artículo 39 del Estatuto de Gobierno del Distrito Federal para
ampliar los periodos de sesiones de la Asamblea Legislativa y, con ello,
sesione 6 meses y medio, en lugar de cinco, como hasta ahora. En caso de
aprobarse, los estados a la zaga serán los de Veracruz y Campeche.
Este
lunes 3 de marzo se desarrolla, a partir de las 12:00 horas, la cuarta sesión
ordinaria del primer receso del Congreso local y habrá que incluir en la agenda
informativa de los medios de comunicación locales qué opinión merece entre los
diputados locales la necesidad de ampliar los periodos ordinarios de sesiones
para atender el grave rezago legislativo y la modernización de nuestra leyes
vigentes.
Aunque
hay diputados para los que esa posibilidad significaría un gran sacrificio de
sus propios negocios y actividades político-electorales, habrá que preguntarle
a los coordinadores de los grupos parlamentarios del PRI, Juan Nicolás Callejas
Arroyo; del PAN, Julen Rementería del Puerto; del PVEM, Juan Eduardo Robles
Castellanos; del Panal, Eduardo Sánchez Macías; del PRD-MC, Cuauhtémoc Pola
Estrada; del PT, Fidel Robles Guadarrama, y de AVE, Francisco Garrido Sánchez,
qué opinión les merece la posibilidad de reformar la Ley Orgánica del Poder
Legislativo para ampliar su tiempo de trabajo.
Para
ello, habría que presentar una iniciativa de reforma al artículo 5, que
establece dos periodos al año: del 5 de noviembre al 31 de enero el primero, y
del 2 de mayo al 31 de julio el segundo. Con ello se limitaría la necesidad de
convocar a periodos extraordinarios y a que buena parte de la carga de trabajo
se centre en la Comisión Permanente.
Por
supuesto, la principal preocupación del Legislativo este lunes será el tema de
la armonización de las leyes secundarias de la Reforma Educativa, las que deben
estar listas lo más pronto posible, pero bien valdría la pena que los diputados
buscaran desprenderse del grupo de los congresos perezosos.
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