Hombre de medios y con medios, Guillermo Zúñiga ha aprovechado los foros públicos para abrirle a golpes un espacio a su proyecto de universidad popular, ya respaldada por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, llevándose entre las patas a toda institución y personaje que se le ha puesto enfrente.
Acostumbrado a que todos los asuntos en que participa se diriman en los medios de comunicación, incluso aquellos que debieran discutirse y aprobarse en cuerpos académicos colegiados, el director del Instituto Veracruzano de Educación Superior (IVE) ha sido el único funcionario, en apenas un mes del actual gobierno, que ha repartido catorrazos a diestra y siniestra, incluso a funcionarios e instituciones establecidas, como la Universidad Veracruzana y su rector Raúl Arias Lovillo.
A diferencia del comportamiento firme pero respetuoso del gobernador Duarte y los demás funcionarios, a Zúñiga unos lo ven como ave de tempestades y otros como simple chivo en cristalería, tan desproporcionadamente agresiva ha sido su actitud durante el periodo en que el Congreso local tuvo en sus manos la decisión, conjuntamente con las autoridades de la secretaría de Finanzas, de aprobarle su primer presupuesto.
Como todos saben, la creación de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) fue anunciada por el gobernador Duarte justo el día de su toma de protesta, lo que significó en diciembre un ajuste en el proyecto financiero de 2011, enviado en su oportunidad por el anterior gobernador, quien no incluyó recursos para la nueva universidad ni para otras dependencias, como las relacionadas con el medio ambiente, creadas por el actual jefe de las instituciones estatales.
La estrategia mediática de Guillermo Zúñiga ha sido tan acre que hasta ha parecido originada por un combativo partido de oposición, y tan envolvente, que por su pasarela han desfilado periodistas, funcionarios, diputados, personajes anónimos y hasta el ex titular de la SEV, don Juan Maldonado Pereda, a quien todos imaginábamos retirado de la política.
Sin embargo, el proyecto con que convenció al gobernador no sólo debe ser una alternativa mediática al problema de miles de jóvenes veracruzanos que no tienen acceso a la UV. También debe ser una posibilidad real de estudios profesionales de calidad, con mecanismos y organismos que aseguren que la educación brindada se apegue a los principios de calidad y pertinencia.
Ya hemos visto cómo ha sido cuestionada la calidad de los estudios y la formalidad de los aspectos administrativos escolares desde que inició su proyecto en el IVEA y lo continuó en el IVE.
Mucho hablar no resuelve el andar. Zúñiga se ha llenado la boca de datos estratosféricos y debería meditar que no todo mundo tiene su imaginación como para creérselos. En diciembre ya hablaba de 42 mil alumnos en 20 carreras, lo que haría imaginar que en cada programa se han inscrito más de 2 mil estudiantes en promedio: una matrícula similar a la de la UV.
¿Dónde los está formando? ¿Quiénes conforman su plantilla de personal docente? ¿Qué formación académica tienen? ¿Cómo le hacen estos profesores para recorrer los 166 municipios en que el IVE cuenta con salones prestados para formar a “miles” de estudiantes en tantas carreras? ¿Cómo le hace el IVE para ofrecer formación de calidad en carreras que requieren muchísimo más que el salón de clases de una primaria, una secundaria o una prepa? ¿Cómo logra que, en sus respectivos casos, los alumnos reciban formación teórico-práctica en carreras como Arquitectura, Veterinaria o Enfermería, siendo tan difícil contar con laboratorios y talleres en lugares tan dispersos?
Estas interrogantes son sólo unas cuantas, y muy generales, a las que no se le ve que el profesor y abogado haya respondido en sus múltiples incursiones mediáticas. Porque no todo se resuelve con proponer el “aprendizaje autónomo” o el “autodidactismo creativo y significativo”, se requieren bases sólidas para que, una vez concluyan sus estudios, los egresados puedan competir con los de otras universidades por un puesto de trabajo en condiciones justas.
Crear más instituciones de educación superior es indispensable para Veracruz. El problema es que no se trata de crear una entelequia, un golpe de efecto, una nube de humo tras de la cual se ponga en riesgo el tiempo y la esperanza de los veracruzanos, sean 10 a 40 mil. Sí a la nueva universidad, si y solo si se vigila para que cumpla con ofrecer una formación de calidad.
Podrán varios que apoyan esta iniciativa debatir con otros personajes sobre la validez de sus fundamentos. Lo grave es que por abrir un espacio a algo nuevo, se ponga en entredicho a instituciones como la Universidad Veracruzana, independientemente de si el actual rector es competente o no.
Ya veremos el proyecto que se presente para la creación de la tan difundida universidad popular.
Fotografías:
1. Guillermo Zúñiga Martínez, director del Instituto Veracruzano de Educación Superior y próximo rector de la UPAV.
2. Raúl Arias Lovillo, rector de la Universidad Veracruzana.
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