De no hacer nada los legisladores federales, en 2011 el subsector de cultura podría pagar los platos rotos por los desmesurados gastos realizados para conmemorar el bicentenario del inicio de la guerra de Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana.
Ya lo había dicho en Xalapa el escritor Paco Ignacio Taibo II, en ocasión de la presentación de su libro El retorno de los tigres de la Malasia, en la Feria del Libro Universitario: el próximo año, el gobierno de Felipe Calderón hará que la cultura pague su desmesura.
En la propuesta presentada en septiembre por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se contempla en 2011 para este segmento un presupuesto de 8 mil 920 millones 636 mil 187 pesos, muy lejos de lo aprobado para 2010, que fue de 11 mil 459 millones 498 mil 804 pesos.
La diferencia entre lo gastado este año y lo que pretende Calderón para el próximo es, ¿qué creen?, de poco más de 2 mil 500 millones de pesos, justo lo que se calcula que se ha gastado en la disneylandizada celebración de los centenarios.
Pero hay más. Para la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, la propuesta calderonista, en términos reales, se ubica 5 mil millones de pesos por debajo del mínimo requerido para cumplir los proyectos del próximo año, cuyo costo rondaría los 14 mil millones de pesos.
La propuesta de nuestro ilustre Presidente es menor incluso al monto ejercido en 2008, cuando el presupuesto total para la cultura fue de 9 mil 423 millones de pesos, y de entonces a la fecha los precios han subido de manera importante.
La tarea para los integrantes de la comisión legislativa y sus demás compañeros diputados de todas las fracciones parlamentarias radicará en entramparse en un análisis profundo para obtener recursos del orden de los 5 mil 100 millones de pesos que permitan enderezar el entuerto que nos colocaría en un escenario de inimaginables penurias, sobre todo si se acepta que incluso la meta es de suyo insuficiente.
Y eso que México es una potencia cultural.
Si consideramos que la cultura es una fuente importante de divisas por la vía del turismo internacional, y dejamos un poco a la deriva la necesidad de los mexicanos de usar y disfrutar nuestros bienes tangibles e intangibles, la desconcertante merma que pretende el gobierno nacional en poco ayudará a incrementar el aporte del turismo a la economía.
Las dependencias que, al menos en el papel, se verán más afectadas son el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), cuyos presupuestos resentirían la mayor parte del recorte; pero también lo sufrirían el Instituto Nacional de Antropología e Historia (con casi 300 millones menos) y el Instituto Mexicano de Cinematografía (al que le quitarían unos 50 millones), entre otras dependencias.
Los únicos que se salvarían serían el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), al que se incrementaría su presupuesto en un 30.5 por ciento; el Fideicomiso de la Cineteca Nacional, que vería mejorados sus recursos en un 17.9 por ciento, y los Estudios Churubusco Azteca (2.7%), además del Centro Cultural Tijuana.
Pese a su falso optimismo, la presidenta del CNCA Consuelo Sáizar, como la hormiguita, ha empezado a establecer estrategias que le permitan atenuar el golpe que le representaría, como están las cosas, una merma el próximo año de más de mil millones de pesos.
No más obras de infraestructura y equipamiento para bibliotecas, museos y centros culturales en los estados del país, no más adquisición de acervos bibliográficos; más bien, enfocarse en los proyectos en línea como bibliotecas virtuales, paseos arqueológicos o exposiciones en Internet.
Teresa Vicencio, directora del INBA, deberá cancelar proyectos orientados a fortalecer la infraestructura cultural y de educación artística. Si bien este año logró el remozamiento del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, cuyo costo fue de unos 400 millones de pesos, para 2011 tendría que desaparecer de sus planes la rehabilitación del Conservatorio Nacional de Música y el Centro Cultural del Bosque.
En este contexto, es realmente deplorable que el gobierno federal siga incrementando el número de plazas para la alta burocracia. Según un estudio del Senado de la República, en 2011 el número de plazas de la alta burocracia no sólo se mantiene sino que se incrementa en algunas secretarías como las de Gobernación (Segob), que pasa de 128 a 144, y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de 101 a 124.
¡Cosas veredes, mi Señor!, diría Sancho Panza.
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