jueves, 6 de mayo de 2010
¿Cómo se califica la investigación en México? / III
Es posible que mi conocimiento me traicione pero hasta donde se ha hecho público, en México carecemos de un instrumento similar al que realizan las universidades públicas españolas desde 2007.
El instrumento más cercano, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), se orienta a reconocer y apoyar financieramente a los científicos en lo particular. Mediante este sistema, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) busca promover y fortalecer, a través de la evaluación, la calidad de la investigación científica y tecnológica, y la innovación que se produce en el país.
“El Sistema contribuye a la formación y consolidación de investigadores con conocimientos científicos y tecnológicos del más alto nivel como un elemento fundamental para incrementar la cultura, productividad, competitividad y el bienestar social”.
Pudiera parecer espeluznante para las áreas de investigación ser sometidas a un mecanismo que confronte a la institución de pertenencia con otras de enfrente, pero reforzaría la exigencia institucional hacia sus áreas de investigación.
Permitiría, también, estimular la activación de algunos aspectos que no sean contemplados por los investigadores, como la publicación de artículos científicos en revistas de arbitraje, la consolidación de resultados de investigación mediante la gestión del registro de patentes y la utilización en sectores de la producción de sus resultados.
En resumidas cuentas, los investigadores ser verían sometidos a procesos de evaluación extra institucional que los obligaría a destinar un mayor esfuerzo no sólo de trabajo de investigación y experimentación; también de gestión de financiamientos extraordinarios, incorporación de estudiantes de posgrado, difusión de sus líneas de trabajo, vinculación con grupos científicos con los que pueda establecer lazos de colaboración académica.
Como mera anécdota, valdría la pena recordar lo señalado hace unas semanas por Luis Arturo Rivas Tovar, del IPN, quien dictó en la UV una conferencia en que dio recomendaciones para que nuestros investigadores elaboraran artículos científicos de calidad, para mostrar de manera fehaciente que hay resultados tangibles de lo hecho por nuestros académicos en campo, talleres, laboratorios y cubículos, incluso como una exigencia de la propia universidad.
En el mundo de la ciencia, dijo, la productividad de un científico se mide en tres aspectos: la producción de patentes, los artículos científicos publicados en revistas arbitradas y la formación de científicos que hacen las universidades en nuestro país.
Pese a reconocer en la UV a una de las más importantes del país, señaló algo muy sensible: cuando comparamos los artículos que se publican, la Universidad desaparece. Una de las razones es que en los programas de doctorado no se enfatiza esta habilidad.
No se trata de poner en entredicho a ninguna universidad. Un ranking como el que se elabora en España permitiría detectar cuáles son las carencias y señalaría caminos para resarcirlas.
Ojalá pronto haya un proyecto nacional en este sentido, que podría respaldar la ANUIES, la propia Secretaría de Educación Pública y el Conacyt.
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