domingo, 14 de marzo de 2010
Editorial de la UV, en buenas manos
Hace un año, en marzo, el entonces director de la Editorial de la UV, Joaquín Diez-Canedo, se integraba como director del Fondo de Cultura Económica (FCE), invitado por el presidente Felipe Calderón. Sólo le faltaban dos días para cumplir un año al frente de la editorial universitaria.
En su oportunidad, comentamos que el rector Raúl Arias Lovillo había tomado una decisión que, siendo inmediata y urgente, no carecía del más profundo sentido de la oportunidad y la justicia: nombrar a un intelectual forjado en Xalapa, con una larga trayectoria en la creación literaria, la traducción de textos sociológicos, el cuidado editorial en el sello universitario y la dirección del más representativo proyecto editorial de la UV (la colección Biblioteca del Universitario): Agustín del Moral Tejeda.
Escritor y editor, Agustín ha demostrado con creces –a un año de su encomienda– que la confianza depositada por las autoridades universitarias ha rendido frutos importantes. Y los seguirá rindiendo.
Y es que conoce a fondo, desde sus entrañas, el proyecto editorial al que ha dado continuidad; ha laborado como editor y como coordinador de editores durante siete años en la oficina en que hoy despacha, y ha liderado la colección Biblioteca del Universitario que ya rebasa los 30 títulos.
Con calificarlo como “una persona intachable, de gran capacidad de trabajo, enormemente minuciosa”, Joaquín Diez-Canedo dijo mucho y dijo poco de la personalidad y los alcances de Agustín del Moral. Tampoco fue muy reveladora la calificación de Arias Lovillo sobre que “es un profesional muy riguroso en su trabajo”.
Ambos parecen describir a un burócrata de gafas gruesas pegado a su silla, entregado a su ministerio en la penumbra de un reducido cubículo, apenas iluminado por una lámpara cenital. Nada que ver.
Es cierto que Del Moral es un profesional meticuloso, perfeccionista y entregado. También, que su largo peregrinaje por la izquierda mexicana e internacional ha dibujado en su comportamiento una línea de honestidad a toda prueba. Pero ello no obsta para que conste.
Sobre esas características, sobresale su alegría por las empresas editoriales y por la literatura. Ha publicado la novela “Nuestra alma melancólica en conserva” (UV, 1997), una crónica biográfica “Alberto Onofre: un crack mexicano” (UV-Ficticia, 2003) y “Cuéntame lo que me pasa”, que reúne tres relatos largos, también en coedición UV-Ficticia.
Ha traducido del francés cuatro libros: “El castrismo en crisis”, de Janette Habel (UV, 1995); “Marx el intempestivo. Grandezas y miserias de una aventura crítica (siglos XIX y XX)”, de Daniel Bensaid, bajo el sello Ediciones Herramienta (Argentina); “Los marxistas y la cuestión judía”, de Enzo Traverso (Ediciones del Valle, Argentina), y una entrevista corta a Noam Chomsky, “Decir la verdad sobre el imperialismo”, bajo el sello de la UV.
Su primera prueba de llevar los libros a sus posibles lectores fue dos meses después de asumir el cargo: el Festival de la Lectura, pensado para difundir la colección Biblioteca del Universitario, justamente entre sus destinatarios, los estudiantes de la UV en todo el estado.
La segunda prueba fue la organización de la Feria Internacional del Libro Universitario, realizada en la ex Casa de Artesanías, que resultó un hito en materia de participación del público xalapeño, tanto por la calidad del programa como –hay que decirlo– por la cercanía del recinto al centro citadino.
Su empeño y seriedad, así como la calidad del trabajo editorial que se realiza en la UV, han logrado que los libros bajo su sello hayan logrado abrir fronteras e interesar a libreros de Argentina, Colombia y los Estados Unidos, quienes este año han permitido la exportación de importantes fondos.
Y apenas lleva un año…
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