Contando
hoy viernes, seis días le restan a las campañas electorales. El miércoles 3 de
julio, todos los candidatos a la diputación local y a las presidencias
municipales realizarán sus actos de cierre de campaña para que del jueves 4 al
domingo 7 los ciudadanos tengamos un obligado silencio para cavilar sobre la
orientación que le daremos a nuestro voto.
Casi todas las campañas
electorales han sido intensas en esta región. Tanto las que se orientan a
promover a los candidatos que buscan la representación parlamentaria del octavo
distrito con cabecera en Martínez de la Torre como las de los candidatos que buscan ser
alcaldes de Tecolutla, Gutiérrez Zamora, Nautla, San Rafael, Tlapacoyan o
Martínez, han revestido un carácter perentorio, salvo excepciones.
A
los candidatos no les ha importado si la percepción es positiva y tienen
grandes lauros para obtener la victoria, tampoco les ha medrado el hecho de
tener un respaldo débil y unas siglas de poco lustre. Nadie ha dado por sentado
que obtendrá el triunfo en las urnas y, por ello, no han descansado de recorrer
comunidades y colonias, impulsar el trabajo de sus estructuras territoriales,
dialogar con líderes y seguidores, presentar sus propuestas de gobierno,
alimentar las redes sociales,
Ha
sido tal la intensidad en las campañas que, si bien se pueden ver tendencias
generales, como la ventaja del candidato a la diputación local por la coalición
Veracruz para Adelante, Eduardo Sánchez Macías, y de algún candidato municipal,
como Felipe Romagnoli en San Rafael, en los demás la moneda está en el aire.
EN MARTÍNEZ DE LA TORRE NADIE QUIERE
APOSTAR
En
Martínez de la Torre,
pese a una dilatada campaña de promoción que trae consigo y mantiene desde su
trabajo en la Junta
de Mejoras, a Cenobio de la Torre Sánchez
no se le puede calificar como el seguro triunfador el próximo 7 de julio.
Contra
los análisis que veían una candidatura débil por el lado del PRI, al menos por
cuestiones de salud de quien ya se prefiguraba para obtenerla, salió de último
momento Rolando Olivares Ahumada, víctima en 2012 de una mala jugada del PAN,
partido que lo postuló como candidato a la diputación federal pero cuyos
dirigentes de facto, señaladamente el alcalde José de la Torre y su grupo, hicieron
todo lo necesario para que mordiera el polvo.
La
añeja riña entre el grupo De la
Torre y la camada de panistas que apostaron por el agroexportador
tiene en la elección local un escenario abierto, sin dobleces, para confrontarse
agriamente (por decirlo de una cítrica manera) y disponer de las urnas para
establecer cuál de los dos grupos tiene la primacía. Se confrontan la
continuidad y el cambio, y tras de ambos supuestos batallan con denuedo dos
partidos (PAN y PRI) con una amplia experiencia electoral, lo que coloca a
estos comicios como de pronóstico reservado.
En
torno a ellos, los candidatos que más se han movido son, en ese orden, Fernando
Zermeño, del Partido Cardenista (PC), y Hugo Bigurra Armida, de Alternativa
Veracruzana (AVE). Particularmente Zermeño ha dado una dura batalla, si bien nadie
prevé que obtenga una abundante cosecha de votos.
Es
tal el equilibrio de fuerzas entre panistas y priistas, que ambos candidatos se
han acercado al cardenista para que se convierta en el fiel de la balanza. El
propio Zermeño reveló que Polo Huerta, suplente a la alcaldía por el PAN, se
había acercado a él por instrucciones de Cenobio de la Torre para que declinara a
favor del ferretero y, a cambio, la promesa de nombrarlo director de Obras
Públicas a partir de enero, si lograba el triunfo. También, que Pedro Manterola
Sáinz le había invitado a unirse a la campaña de Rolando Olivares Ahumada,
deshaciendo el compromiso adquirido por el arquitecto con el PC. A ambos les
dijo que no, que él seguiría su campaña.
Es
cierto que a Rolando se le han unido militantes y dirigentes del PAN, del PRD y
otros partidos, que han visto en sus institutos la imposición de candidatos que
no son de su agrado; por ello, ha aprovechado el descontento de varios grupos
políticos que ven en la continuidad del grupo De la Torre el riesgo de seguir
fuera de la participación política municipal, para fortalecer su propuesta.
Diez
días más, y podremos ver en qué termina esta batalla.
¿QUÉ SUCEDE EN SAN RAFAEL Y TLAPACOYAN?
Voy a
referirme a estos dos municipios colindantes con Martínez, pues en ellos los
ojos de nuestros lectores están más que puestos, tienen negocios, familiares,
amigos, colegas o hasta correligionarios.
Ya
he comentado mi personal visión sobre lo que sucede en San Rafael, donde se observa
una batalla centrada en el candidato del PRD, Héctor Lagunes Reyes, y el de la
coalición del PRI, PVEM y Nueva Alianza, Felipe Romagnoli Capitaine. Y digo
centrada en ellos porque Anselmo Sánchez, del PAN, no logró levantar el vuelo.
No quiero decir que la contienda sea cerrada, lo que sí ocurre en Martínez de la Torre. Según he podido
percibir, Pipo Romagnoli muestra una amplia ventaja sobre su oponente, por lo
que si me pidieran un pronóstico podría arriesgar que saldrán Pipo en primer
lugar (y alcalde), Héctor Lagunes en segundo lugar y Anselmo Sánchez en
tercero.
Si
las cosas, como se intuye, van a repetir el esquema de la elección federal del
año pasado en Martínez de la
Torre, la de Tlapacoyan será una elección difícil de
pronosticar. Ya sabemos que no hubo mucha alegría en torno a la postulación por
el PRI de Salomé Caro Galindo, quien por otra parte es una magnífica candidata
por el trabajo social que ha desarrollado durante más de una década (no puede decirse
lo mismo sobre que sería una buena alcaldesa). Esta circunstancia puede llevar
a que, como ha ocurrido siempre en ese municipio, la oposición se beneficie de
la falta de unanimidad dentro del partido en el poder.
Y
ahí estarán candidatos como Jeu Márquez Cerezo, de AVE, o Víctor Apolinar
Barrios, del Movimiento Ciudadano, para capitalizar el descontento generado
durante el proceso de selección del candidato priista, habida cuenta de que
ambos participaron en dicho proceso.
Ya
confirmaremos o desecharemos nuestra hipótesis. No vaya a ser que salgan con su
domingo 7.
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