Dr. Raúl Arias Lovillo |
Está en marcha la primera fase del proceso de
selección del rector que estará al frente de la máxima casa de estudios de
Veracruz entre septiembre de 2013 y agosto de 2017, en sustitución del doctor
Raúl Arias Lovillo, quien a finales de agosto prácticamente cumplirá nueve años
en el puesto.
Diez académicos se han inscrito para estar en
posición de ser evaluados por los ocho integrantes de la Junta de Gobierno de la UV (luego de la renuncia de la
doctora Julia Tagüeña Parga), quienes definirán de entre ellos a una terna. Los
elegidos para la última fase de designación podrán presentar in extenso los
planteamientos que ya presentaron al momento de inscribirse, muchos de los
cuales huelen a raudos esbozos escritos de prisa y sin mucho análisis de la
realidad universitaria.
Por orden alfabético, los que buscan gobernar a la UV son
Rafael Arias Hernández, Víctor A. Arredondo Álvarez, Porfirio Carrillo
Castilla, Manlio Fabio Casarín León, Sergio Natan González Rocha, Sara Ladrón
de Guevara González, Clara Celina Medina Sagahón, Marcelo Francisco Monfort
Guillén, Homero Vladimir Ríos Figueroa y Leticia Rodríguez Audirac.
Siete hombres y tres mujeres buscarán convencer
no solo a los integrantes de la
Junta de Gobierno para cruzar la línea y estar en el paso
previo a lograr ser rector o rectora; también buscarán respaldos en cuerpos
académicos, investigadores y estudiantes.
De ellos, el 20 por ciento tiene solo estudios
de maestría (un hombre y una mujer) mientras que el 80 por ciento restante
tiene estudios de doctorado (2 mujeres y 6 hombres).
De los que ostentan el máximo grado académico,
solo uno realizó sus estudios en un programa de posgrado impartido por la Universidad
Veracruzana ; tres lo hicieron en la UNAM y tres en universidades
del extranjero (de Estados Unidos, Francia e Inglaterra). Los dos restantes lo
hicieron, una, en una universidad privada del país, y el otro, nada menos que
en la Universidad Popular
Autónoma de Veracruz (UPAV), con las dudas que se ciernen sobre ese proyecto
inflado por el profesor y licenciado Guillermo Zúñiga Martínez.
Hay al menos tres que se han presentado en al
menos uno de los anteriores procesos de selección de rector. Destacan, por
supuesto, la odontóloga pozarricense y exdiputada local Clara Celina Medina
Sagahón, quien si no mal recuerdo se ha presentado a todos los procesos, y el
maestro Rafael Arias Hernández, quien en el documento de sus planteamientos señala, en un tono casi poético: “Por tercera vez en casi ocho años, es
necesario participar para hacer presentes puntos de vista no escuchados,
propuestas no atendidas e ideas ignoradas, total o parcialmente, en un ámbito
en donde se supone, se respeta y alienta razón y derecho, libertad y
creatividad”. El otro es Francisco Montfort Guillén, si mi memoria no me falla.
¿Qué plantean los candidatos a la rectoría?
Dr. Porfirio Carrillo Castilla |
Los documentos
presentados muestran una marcada asimetría en cuanto al conocimiento de la
realidad universitaria. Los enfoques se multiplican: varios dan como prioridad
los aspectos políticos, la democratización de la universidad, el énfasis en los
temas de transparencia.
Otros se ven opacados
por una larga permanencia en las aulas y en cargos medios de la administración
universitaria o en la dirección de centros docentes y de investigación, lo que
les impide ver el bosque en su conjunto. Hay quienes solo arrojan ideas
sueltas, luego de señalar a otros grupos universitarios de tener controlado el
poder en la casa de estudios, sin ofrecer una ruta clara e innovadora que
permita a la UV
seguir creciendo o recuperar el crecimiento, según se considere la situación
por la que atraviesa la casa de estudios.
Por último, al menos
dos de los documentos consultados presentan elementos de evaluación no solo
respecto de la universidad sino de la realidad de la educación superior en el
país y en el mundo.
Y estos dos pueden
ser los más fuertes contendientes. Por un lado, el actual secretario Académico,
Porfirio Carrillo Castilla, quien tiene el problema de no poder ir al fondo de
su proceso de análisis crítico porque forma parte del problema, y por el otro,
el exrector Víctor Arredondo Álvarez, quien por el contrario presenta datos muy
severos de la situación actual de la
UV , a la luz de un fuerte contraste entre los datos duros
arrojados por la UV
y los indicadores nacionales.
Desde mi punto de
vista, son ellos los que pueden atraer la atención de la comunidad
universitaria, en los que se centre incluso una batalla entre el grupo del
actual rector Raúl Arias Lovillo, quien recientemente se calificó como el mejor
rector, el que más ha dado lustre a la casa de estudios (un poco en la tesitura
de Vicente Fox Quezada, quien se ve mejor presidente incluso que Benito
Juárez), y el grupo que le precedió, el de Víctor Arredondo, al que por cierto
perteneció y ello le valió ser rector.
¿Avanzó o se estancó la UV?
Dice el dicho que
alabanza en boca propia es vituperio, y eso parece que le ha ocurrido al rector
Raúl Arias Lovillo, quien se mandó diciendo que su administración había superado
a todas las anteriores, incluyendo la de dos reconocidos rectores como Roberto
Bravo Garzón y Víctor Arredondo.
¿Qué observa este
último, experto en educación superior y estudioso del fenómeno educativo desde
una perspectiva internacional? Con su diagnóstico, no solo echa por tierra los
decires de Arias Lovillo, sino pone en entredicho al doctor Porfirio Carrillo
Castilla, su más fuerte rival, porque señala datos que no ayudan mucho a
suponer como ciertos los supuestos logros de la gestión que fenece, ni en
docencia ni en investigación.
En el primer tema,
pese al reconocido crecimiento de la matrícula y la ampliación de la oferta
académica, para Arredondo ello “no repercutió favorablemente en sus indicadores
de desempeño escolar: el índice promedio de eficiencia terminal en la UV muestra una tendencia lineal
a la baja (actualmente es sólo del 40%, 30 puntos abajo del promedio
nacional)”.
Dr. Víctor A. Arredondo Álvarez |
Agrega que el 30% de los alumnos del Área de
Formación Básica del Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) “se encuentra
en situación de riesgo académico porque se han reinscrito en su segunda,
tercera y última oportunidad, al no aprobar sus asignaturas correspondientes”.
La oferta académica se multiplicó pero sigue
concentrada en estudios de licenciatura, que representa el 80% del total.
“Además, a diferencia de la mayoría de las universidades, sólo el 53% de sus
programas de licenciatura (90) tienen un nivel de calidad reconocida, el 49% de
sus programas de posgrado se encuentran en el Padrón Nacional de Calidad del
CONACYT (66 de 132) y sólo el 14.9% de sus cuerpos académicos (26 de 182) se
encuentran registrados como consolidados”. Ello, señala, “ha significado una
pérdida de competitividad y, por consiguiente, una reducción en su generación
de fondos basados en el desempeño institucional”.
Contra el optimismo ariaslovillista, Arredondo
pondera a la UV en
el ámbito nacional, entre 2003 y 2011, justo el periodo del actual rector, y
señala lo siguiente: en cuanto al porcentaje de programas en el nivel 1 de los
CIEES, pasó de la posición 12 a
la 21; en el de programas acreditados por COPAES, pasó del lugar 14 al 29; en
el de programas de calidad, pasó del 9 al 25; y en el de la matrícula asociada
a programas de calidad, del lugar 17 al 33” .
Universidades de su tamaño, agrega, “han
superado a la UV
en su competitividad académica y, en consecuencia, en la obtención de recursos.
A tal grado, que logran recibir entre un 25% y un 120% más de recursos PIFI que
la UV , cuya
captación ha ido a la baja en los últimos años”.
Arredondo reconoce que, en el tema de la
investigación, el crecimiento de miembros del SNI ha redituado beneficios
indiscutibles en la consistencia y calidad de la investigación realizada, sin
embargo, la obtención de fondos provenientes de otros sectores es marginal
mientras que la canalización de fondos propios para esta función se ha reducido
notablemente.
No hace falta escudriñar los datos
presupuestales para darnos cuenta del súbito freno que en los últimos 8 años ha
tenido la construcción de nuevos espacios. “Actualmente, menos del 5% del
presupuesto total se canaliza a infraestructura, equipamiento e inversión
estratégica”.
Pero si los bajos recursos extraordinarios
obtenidos por la UV
han limitado su potencial hacia una mayor calidad, competitividad e impacto,
para Arredondo hay otras causas: “Se percibe que ha habido un declive en el
énfasis dado a: el monitoreo institucional, sustentado en indicadores de
desempeño; la planeación horizontal colaborativa; el uso de un sistema integral
y estandarizado de información que proporcione realimentación en tiempo real
para la toma de decisiones; la gestión consistente de subsidios públicos
crecientes y la multiplicación de fuentes de financiamiento alterno; así como a
la realización periódica, en toda la
UV , de reuniones ejecutivas de staff orientadas a la
capacitación y focalización del esfuerzo institucional hacia el logro de metas
comunes”.
Con ese acento se analiza la situación actual de
la UV.
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