De pena ajena, las recientes declaraciones del diputado
local Enrique Levet Gorozpe, el popular Papo, quien llegó a la Legislatura local como
plurinominal (¿quién le hubiera dado un voto?) y dirige desde hace casi dos
décadas el sindicato del personal académico de la Universidad
Veracruzana (Fesapauv).
Con
micrófono enfrente, Papo no se tienta el corazón para decir lo primero que se
le ocurre, aunque sean tarugadas.
El martes 11 de junio,
sin ir muy lejos, aprovechando que la
UV está en el proceso de ingreso de estudiantes, se aventó la
puntada de criticar, a toro pasado, al exrector Víctor Arredondo, de quien
recibió el apoyo para hacerse de la dirigencia sindical que no ha dejado de
disfrutar desde entonces.
¿El
fondo de la crítica? Sin considerar que se ha aventado la puntada de ser
candidato a la rectoría y que su comentario busca congraciarse con un gran
sector social y universitario que siente la frustración por el enorme
porcentaje de aspirantes que no pueden ingresar a sus aulas, Papo se fue contra
la supuesta reducción de la matrícula en el anterior rectorado.
Se
refirió, en particular, a las carreras del área de ciencias de la salud, donde
efectivamente se contuvo el crecimiento de los espacios para evitar la
formación de nuevos profesionales de la medicina que, al momento de solicitar
al sector Salud un lugar para realizar sus residencias médicas, fueran
rechazados; también, porque son las dependencias públicas de salud las que
establecen cuotas por universidad para evitar que muchos sean ignorados a la
hora de buscar trabajo en esas áreas públicas.
Por
supuesto que esto no lo sabe Papo. Como pudiera estar en campaña, cualquier
cosa puede ser aprovechada para atraer la mirada pública. El problema es que su
desparpajo e ignorancia le van a cobrar la factura.
Formar
a un médico, una enfermera, un odontólogo, créanme, no es lo mismo que formar a
un abogado o a un periodista (o a un ingeniero que nunca se dedique a su
profesión). Su formación requiere no solo maestros, aulas y libros. Necesita,
además de aulas y buenos maestros, de equipo médico, instrumental,
laboratorios, acceso a áreas experimentales en que adquiera poco a poco
habilidades quirúrgicas, de observación.
Como
no es rector (ni lo ha sido y tampoco lo será), puede decir que en lugar de los
100 admitidos en la Unidad
de Ciencias de la Salud
de la UV en
Xalapa, ingresen también los mil que no tuvieron cupo; gracias a ello, el
sindicato resentiría un incremento descomunal de afiliados dispuestos
obligatoriamente a pagar sus cuotas sindicales.
Y
así, pues, qué maravilla.
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