lunes, 12 de abril de 2010

Espacios derrotados, ¿espacios atendidos?


En febrero pasado, dedicamos un comentario al grave deterioro que sufren los espacios públicos en Xalapa. Varias observaciones recibidas de lectores y amigos resultaron más incisivas.

La opinión reiterada es que, para fortuna de la ciudad, sus pobladores y sus visitantes, el alcalde David Velasco Chedraui no tendrá más tiempo para intervenir en áreas de esparcimiento que han quedado olvidadas.

Si el equipo de inexpertos diseñadores urbanos que impuso la transformación de la imagen en el acceso al Paseo de los Lagos tendrá a su cargo los demás proyectos, más valdría que le bloquearan todo género de inversiones.

Xalapa y su paseo no se merecen ese resumidero escalonado, plagado de tubos y carente del menor vestigio vegetal, que el ayuntamiento construyó, con recursos etiquetados del gobierno federal, pensando que serían las gradas para espectáculos pueblerinos.

Las lámparas plantadas en el primer descanso, deterioradas a estas alturas, parecen haber surgido de una imaginación febril pero carente del más básico sentido de buen gusto y ánimo de posteridad, porque los tubos verticales coronados con lámparas ahorradoras no durarán ni lo que resta del trienio.

A la luz de los mencionados adefesios, todo visitante puede observar cómo los dos pequeñísimos contenedores de basura que el propio ayuntamiento ha colocado son rebasados, pidiendo prestado espacio en el piso para adornar con los desechos restantes sin que ningún empleado municipal esté presto a desahogarlas.

De ahí mismo comentamos el poco provecho que se obtiene de unas extraordinarias instalaciones, la ex Casa de Artesanías, hoy en manos de la Universidad Veracruzana bajo un nuevo nombre (Casa del Lago), pirateado de la UNAM, institución que hace ya muchas décadas hace florecer la cultura y las artes en la casona ubicada en el Bosque de Chapultepec, durante muchos años dirigida por el escritor y melómano veracruzano Juan Vicente Melo.

¿Por qué no se le ha puesto Casa de los Lagos? Todavía tiene tiempo la rectoría de rectificar.

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