Es una verdadera lástima
que el proceso de selección de rector de la Universidad Veracruzana esté
marcado con una ominosa sombra de duda sobre la honestidad y la transparencia
con que las autoridades universitarias se han comportado, en aras de imponer a
un predilecto del grupo.
Me extraña del doctor Porfirio Carrillo Castilla, a
quien conocí hace varios años, y cuya honestidad no dejaba lugar a suspicacias,
cuando como científico estaba muy interesado en impulsar la difusión de la
ciencia y la tecnología, no solo a través de los medios de comunicación
universitaria, sino de aquellos que llegaban al gran púbico, con lo que se
buscaba coadyuvar a la distribución social del conocimiento.
Pero el cenáculo
enrarece.
El grupo de
poder del que es cofrade, ya se ha visto, se empecina en colocarlo a como dé
lugar, así se apliquen en su favor las estrategias del más torpe proselitismo,
sin argumentos para convencer sino haciendo gala de procedimientos de coerción
o de desvergonzada compra de conciencias, mediante el inefable recurso de
otorgar prebendas académicas.
Que en el
impulso de ese mecanismo haya sido identificado hace varios meses al diputado
Enrique Levet Gorozpe, líder a su vez del sindicato del personal académico, no
es cosa que sorprenda ni al más despistado analista. Con 16 años en las mieles
del poder sindical, Papo Levet no ha sufrido siquiera una cuarta parte del
repudio que, por eternizarse del mismo modo, recibió Eloína Vargas, quien
falleciera con las bridas del SETSUV fuertemente jaladas por su mano poderosa.
En el
proceso de auscultación que la Junta de Gobierno concluye esta semana, no ha
faltado la cargada. Es deseable que los miembros de la Junta identifiquen
maniobra tan burda y la neutralicen.
Lo
realmente lastimoso para la universidad y los universitarios (que nadie deja de
serlo incluso después de partir de sus aulas) es que las actuales autoridades
universitarias se prodiguen con un cinismo de antología y que en sus declaraciones
no solo confirmen la especie sino traten como inocencias párvulas a las mentes
brillantes que forman o son formadas en la casa de estudios.
Está por definirse la terna para rector
El viernes de esta
semana, la comunidad universitaria y la opinión pública sabrán quiénes componen
la terna que hará más adecuada la designación de rector. Y digo terna, si bien
pueden ser dos o cuatro. Lo cierto es
que se estila que sea una terna.
¿Quiénes, de entre los 10 académicos que se
registraron, tienen realmente posibilidades para ser rector? En principio,
todos tienen derecho y posibilidades, pese a que se orquesta una ruidosa
campaña en contra de Víctor Arredondo por el supuesto de que legalmente no
tendría derecho, habida cuenta de que ya fue rector y fue reelecto, argumento
jurídico que ya ha sido desechado pues, de otra manera, ni siquiera habría sido
aceptado como candidato.
Pero como
se dice en toda competencia, habrá que elegir primero a tres y, al final, a
uno.
Según mi humilde pronóstico, la terna estaría
conformada, además de Arredondo y Carrillo, por una de las tres mujeres
inscritas. Aunque muchos opinarían que esta sería la maestra Leticia Rodríguez
Audirac, en lo personal considero que, por más méritos académicos, la elegida
podría ser la doctora Sara Ladrón de Guevara, quien ya fue Secretaria Académica
y goza de enorme prestigio en la antropología nacional.
Ya hablaremos después quién tendría más méritos entre
aquellos por los que se decante la Junta de Gobierno.
muy interesante esta entrada, lástima que no estemos allí para comprobar lo que dices, pero seguiré informado por tí! un saludo, nos leemos! ;)
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