viernes, 21 de febrero de 2014

La inseguridad, ni a la Iglesia perdona

(Foto: AVC)
Por los altoparlantes de la Iglesia de San Isidro, en Campo Viejo, todos los días se escucha el Ave María de Schubert, a las 12:00 horas. Con ello, los creyentes de esta comunidad de Coatepec buscan invocar la paz y que disminuya la violencia. No ha servido de mucho.

Ayer jueves por la tarde llegaron los feligreses para orar en la capilla. El domingo realizarán una procesión desde el fraccionamiento La Mata que concluirá con una misa en Campo Viejo.

El inusual evento religioso es un acto de desagravio: apenas en la madrugada del lunes 17 de febrero entraron a robar a la iglesia y se llevaron la Hostia Consagrada del Sagrario, y quieren pedir perdón “por este acto irreverente y sacrílego”.

En Veracruz, curas, pastores y feligreses de todas las Iglesias han sufrido en carne propia la violencia que se ceba con todos los sectores de la población. Los religiosos han sido víctimas lo mismo de extorsión que de secuestros y levantones, y están documentados varios homicidios. Según el Centro Católico Multimedial, en un informe publicado en diciembre pasado, el número de asesinatos ha crecido en el actual gobierno federal.

Veracruz se encuentra entre los primeros lugares en que se han registrado asesinatos y secuestros de párrocos y pastores, además de diversos casos de extorsión para el pago de cuotas al crimen organizado.

A finales de 2013, los obispos de Veracruz, Xalapa, Papantla, Orizaba, Córdoba, San Andrés Tuxtla, Coatzacoalcos y Tuxpan expresaron en un mensaje navideño conjunto su preocupación por la existencia de bandas del narcotráfico cada vez más poderosas y un aumento de los secuestros y levantones en diversas regiones de Veracruz.

Pocos días antes, el 29 de noviembre, en Ixhuatlán de Madero, fueron hallados muertos en la sacristía de la parroquia dos sacerdotes; el entonces procurador Felipe Amadeo Flores Espinoza acudió con el titular de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, al municipio norteño y, tras una eficaz investigación ministerial, pudieron detener a los asesinos.

En septiembre, en Ciudad Isla, un sacerdote fue atacado y herido a machetazos, mientras que en Coatzacoalcos fueron muy sonados los casos de dos pastores protestantes, uno de los cuales fue asesinado, según denunció Guillermo Trujillo, presidente de la Red Evangélica de la entidad.

Los días 16 y 17 de febrero, en el Puerto de Veracruz, la diócesis convocó a sendas misas por la paz.

En el municipio de Martínez de la Torre, en la congregación María de la Torre, pudo ser rescatado el párroco Juan Cornelio, gracias a una rápida movilización policiaca que obligó a sus secuestradores a liberarlo en la carretera rumbo a El Chote.

Veracruz, entre los estados más peligrosos

No es necesario dar más ejemplos sobre el riesgo que sufren los curas y pastores, similar al que sufre la población en general. Lo cierto es que Veracruz se encuentra en el segundo lugar con mayor número de crímenes contra la Iglesia católica, con tres curas asesinados, mismo número que el registrado en Baja California, y solo por detrás del Distrito Federal, donde se han documentado siete homicidios.

Si a esos tres representantes católicos sumamos el caso del pastor evangélico asesinado en Coatzacoalcos en medio de una dura polémica, podremos imaginarnos el clima de violencia que sufren los autodenominados hombres de Dios.

Según el estudio “Creciente agresión contra sacerdotes en México”, de Gustavo Antonio Rangel, la escala de violencia ha ido creciendo. Sus indagaciones apuntan a que durante el sexenio de Ernesto Zedillo fueron asesinados 3 curas; con Vicente Fox, 4, y con Felipe Calderón, 12. Señala, además, que en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de extorsión y cerca de 162 párrocos fueron amenazados de muerte.

Todo ello provocó que, en diciembre pasado, el Vaticano expresara un extrañamiento al gobierno mexicano por la violencia contra curas en los estados de Tamaulipas, Veracruz y Michoacán.

El gobierno de Peña Nieto, preocupante

El Centro Católico Multimedial ha preparado un recuento de los agentes pastorales, sacerdotes, religiosos y laicos que han perdido la vida en México, “tan solo por cumplir su compromiso de anunciar valientemente los valores del Evangelio”.

Señala que en los últimos 23 años han sido perpetrados 36 atentados contra miembros de la Iglesia católica mexicana, de los cuales 34 terminaron en homicidio y dos corresponden a sacerdotes desaparecidos. “La lista de los Agentes Pastorales que pagaron con su vida de 1999 a 2013, la encabeza 1 cardenal, 25 sacerdotes, 2 religiosos, 1 Diácono”. Además, cuatro laicos y una periodista católica.

Tan solo en 2013, señala en su reporte, han sido asesinados tres sacerdotes; dos presbíteros se encuentran en calidad de desaparecidos, y se logró rescatar a tres sacerdotes.

Observan con preocupación que en el primer año del gobierno de Enrique Peña Nieto los atentados contra sacerdotes se incrementaron en 67 por ciento, comparado con el primer año del sexenio de Felipe Calderón, que cerró con un alza del 320 por ciento. “De seguir así, se prevé un sexenio aciago para el sector religioso”, señala el documento.           

Los registros del primer año peñista apuntan al asesinato de cuatro sacerdotes y la desaparición de otros dos.

Es tan grave el asunto que, por sexto año consecutivo, México es primer lugar en crímenes de odio contra sacerdotes, religiosos y laicos en América Latina. En cuanto a la extorsión contra religiosos, señala que creció 39 por ciento respecto a 2010, lo que coloca a nuestro país como el más peligroso en el continente. Y es que de mil 53 reportes de intento de extorsión en 2010 contra agentes de pastoral, obispos y sacerdotes, en 2013 se registraban mil 465 hasta el 15 de diciembre.

Añade que los intentos de extorsión han proliferado en estados con mayor inseguridad como Colima, Michoacán, Durango, Tamaulipas, Veracruz, Baja California, Guerrero, Tabasco, DF y Estado de México.

Así las cosas, el Ave María de Schubert puede replicarse en todas las iglesias veracruzanas, y que los creyentes oren por lograr la paz en México.


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