miércoles, 26 de mayo de 2010

Que 18 años no es nada


La historia de internet en México no es muy larga. No llega a la veintena.

Pero en ese mismo periodo, incluso nuestros socios comerciales más modestos han mostrado un desarrollo más importante que el nuestro.

Gobiernos federales priistas y panistas han privilegiado el disfrute del poder y no han hecho maldita la cosa para que la situación mejore.

En 1992, gracias al Tec de Monterrey, entró el internet a nuestro país. Ese año se creó Mexnet, que agrupó a instituciones educativas en el objetivo de promover el desarrollo del internet mexicano.

Dos años después, con el Tec a la cabeza, universidades como la de Las Américas y la de Guadalajara (primera de carácter público) desarrollaron los pinitos de las páginas web con proyectos experimentales.

Se daban, entonces, los primeros pasos en la utilización de las TIC en la educación.

Tan bisoña era la criatura que en ese momento sólo 44 instituciones académicas estaban registradas bajo el dominio .mx; cinco empresas bajo el dominio com.mx, y una institución en gob.mx.

Ha sido justamente el Tec de Monterrey la institución que ha coordinado desde 1995 el Centro de Información de Redes de México (NIC-México), encargado de la coordinación y administración de los recursos de Internet asignados a México, como la administración y delegación de los nombres bajo el dominio .mx.

Hemos avanzado, sin lugar a dudas.

Recuerdo que en 1999, cuando ingresé al área de prensa de la Universidad Veracruzana, entraba a internet, seleccionaba una liga y una vez en ella abría un vínculo, mientras leía toda la carpeta de recortes de la prensa local.

Había que tener mucha paciencia para navegar en internet, pese a que era la UV la que mejor conexión tenía en todo Xalapa.

Hoy cualquier café internet es infinitamente más rápido que lo que se experimentaba en la red universitaria en aquellos tiempos.

Y, sin embargo, estamos a años luz de países como Corea del Sur, Japón, Finlandia, Suecia y Francia, cuya velocidad de internet es superior en 10 y hasta 120 veces lo que tenemos en México.

Ojalá que algún día, un verdadero líder político se instale en Los Pinos y ponga a trabajar los cerebros, las ideas, los proyectos que sean necesarios para elevar nuestras capacidades y lo usemos para mejorar las capacidades educativas de los mexicanos.

martes, 25 de mayo de 2010

Internet en México: navegar en el pantano


Batallas electorales, crisis económica, guerra al crimen organizado… lo cierto es que ningún nivel de gobierno ha tomado en serio ni ha desplegado acciones significativas en materia digital, dilatando la atención de un tema que es crucial para el desarrollo nacional.

En materia digital, México se debate en la mediocridad, pese a ser vecino de una de las potencias en el uso y aprovechamiento de las tecnologías de información y comunicación (TIC), en ámbitos tan distintos como la economía, la educación, la salud, las comunicaciones y la innovación tecnológica.

Y eso que los Estados Unidos, inventores de internet, se ubican demasiado lejos de países como Corea del Sur y Japón, en ese orden, en el tema de la velocidad de banda ancha.

La alerta hecha recientemente por la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) es preocupante y los señalamientos críticos que han acompañado el mensaje son verdaderamente incisivos.

Por un lado, lamenta la obsolescencia de nuestra infraestructura tecnológica, que se manifiesta en el hecho de que en México se considere como banda ancha una velocidad de 512 KB, medio megabyte por segundo (Mbps), cuando en Japón es superior a los 60 Mbps.

Por otro, acusa de mezquino al gobierno federal por el hecho de ofrecer solamente dos hilos de fibra óptica, todo lo cual orilla al estancamiento de nuestro país.

Este desarrollo trompicado de la infraestructura tecnológica está afectando directamente a sectores sociales, públicos y empresariales que han basado su desempeño en el uso de internet, desde la oferta de programas educativos a distancia hasta la oferta de servicios públicos, comercio electrónico y transparencia gubernamental, entre otros.

México, además, carece de una instancia que lidere la agenda digital, lo que ha hecho que todos los actores (industria, academia, sociedad y gobierno) actúen de manera desarticulada. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes no lo ha sido, ni lo será, sobre todo cuando hay indicios de que más bien ha entorpecido el desarrollo de este sector.

Por si esto fuera poco, el precio de las telecomunicaciones sigue siendo un obstáculo casi insalvable para la democratización del uso de las TIC.

Ello hace indispensable que los gobiernos locales le entren al toro para que comunidades de baja densidad poblacional dejen de ser marginadas por las empresas privadas, para las cuales no es negocio desplegar la señal de internet en territorios que además muestran muy bajo poder adquisitivo.

En México, existen 30.6 millones de internautas mayores de seis años de edad, de los cuales 25.6 millones viven en zonas urbanas, mientras que sólo cinco millones se localizan en zonas rurales.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el promedio de hogares con una conexión a internet es de sólo 18.4 por ciento, mientras que en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es de 62 por ciento.

Debido a limitaciones económicas y a los altos precios del servicio, el 32 por ciento de los 7.4 millones de hogares con computadora no cuenta con el servicio de internet.

jueves, 20 de mayo de 2010

¿Y si nos ponemos en línea?


Si las nuevas carreras que se han abierto en la UV e institutos tecnológi- cos tienen en sus primeras convocatorias una exigua respuesta de parte de los aspirantes a formarse profesionalmente, una dificultad mayor la ha tenido la educación a distancia por internet.

A la displicencia de estudiantes y padres de familia por carreras novedosas, no tradicionales, cualquiera sea la institución que las ofrezca, el Instituto Consorcio Clavijero (ICC) ha debido sortear dificultades propias del desarrollo estatal, así como aquellas derivadas del desconocimiento de la modalidad educativa.

En efecto, Veracruz acusaba un bajísimo índice de desarrollo informático, que se acentuaba en amplísimas zonas rurales y marginadas e impedía aprovechar las enormes ventajas de la educación en línea. Sin embargo, en los últimos cinco años, ha avanzado en esa materia.

Apenas esta semana, el gobernador Fidel Herrera puso en marcha de manera simbólica 90 aulas Clavijero en planteles de Telebachillerato, la mayoría de los cuales se hallan en comunidades rurales marginadas, como parte del programa “La universidad en tu prepa”.

Este mismo programa ha significado la apertura de más de 40 aulas de ese tipo en planteles de Colegios de Bachilleres (Cobaev); pero, además, se han instalado en planteles de Cecytev, bachillerato general y Conalep.

Las aulas Clavijero son dotadas por la SEV de al menos 20 equipos de cómputo y dos servidores, además de señal de internet; pueden ser usadas por los estudiantes de bachillerato y, por la tarde, por estudiantes que cursan programas de licenciatura en línea así como por profesores en procesos de actualización.

Baste recordar que el Telebachillerato está iniciando el programa “Convergencia de medios en el aula”, gracias a la gestión de recursos federales, que permitirá sin moverse del salón de clases el acceso a material multimedia (videos educativos, presentaciones, aulas virtuales y acceso a internet) y auxiliará al docente para que sus clases sean más interactivas con un eficiente uso de la tecnología.

En países desarrollados, la modalidad de educación a distancia en línea es la panacea, sobre todo en materia de posgrado, puesto que casi todos los usuarios tienen acceso a las tecnologías y cuentan con equipo de cómputo y acceso a internet. En Veracruz, la cuestión es diferente, sobre todo para la población en la que más éxito ha tenido, la rural.

El actual gobierno ha puesto especial énfasis en llevar las tecnologías de información y comunicación (TIC) a los rincones más apartados, y los efectos podrán evaluarse en el corto y mediano plazos.

El propio secretario de Educación, Víctor Arredondo, ha dado a conocer que en julio próximo estarán operando, en total, 300 aulas Clavijero, aunque es un proyecto que ya no podrá detenerse porque las autoridades municipales le están entrando para contar con un aula de medios en sus comunidades y, gracias a ellas, brindar las condiciones para su población pueda estudiar después de concluir su bachillerato.

¿Cómo se resolverá el problema del acceso a la señal de internet en comunidades marginadas? ¿En qué condiciones de equipamiento y conectividad estamos en México?

Posibles respuestas a estas preguntas las expondré en la próxima publicación de este blog.

miércoles, 19 de mayo de 2010

La respuesta de Arias Lovillo



El rector Raúl Arias Lovillo dijo dos verdades de a libra cuando fue entrevistado esta semana, en Boca del Río, sobre el inminente proceso de ingreso y la anunciada situación de miles que no tendrán cupo en sus aulas: “La Universidad Veracruzana no está obligada a atender al cien por ciento a los jóvenes en edad universitaria”

Y tiene razón. De sobra es conocida la política federal de evitar el crecimiento de las universidades públicas que han llegado o rebasado el tope establecido por la SEP en cuanto al número de estudiantes y profesores, mediante la negativa a ampliar la base presupuestal.

Pese a ello, Arias Lovillo ha hecho lo no recomendable: ampliar el número de espacios de ingreso, aunque ciertamente mediante la creación de nuevas opciones profesionales que atienden a necesidades de desarrollo regional.

En lo que va de su gestión, seis años, se ha incrementado la matrícula de la Universidad Veracruzana en un 22 por ciento, sin que ello haya significado un mayor apoyo presupuestal estatal y federal, al menos en el mismo porcentaje.

¿Qué debemos imaginar para la resolución de este problema de falta de oportunidades en educación superior?

Que Veracruz cree otra u otras universidades públicas, además de la UV, con ofertas enfocadas en las condiciones y necesidades regionales, sin abonar la masificación de egresados de carreras tradicionales, y que tenga una población estudiantil manejable administrativa y presupuestalmente.

La otra opción es convertir cada unidad regional de la UV en otras tantas universidades públicas, con personalidad jurídica y patrimonio propios, que puedan ser tratadas presupuestalmente por los gobiernos federal, estatal y municipales, desarrollen sentidos identitarios más cercanos a las poblaciones circundantes y ofrezcan las profesiones requeridas en sus entornos inmediatos.

Hay una opción más: la educación a distancia por internet.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Qué entren todos a la UV?



Con la misma visión populista de quienes han apostado por la cantidad, desdeñan- do la calidad, al grado de no importarles si la cuerda se rompe llevándose a miles al precipicio, algunos analistas siguen proclamando que la Universidad Veracruzana debe abrir de par en par sus puertas en el próximo proceso de ingreso.

La estrujante propuesta, hecha pública incluso por quienes han estado en cargos universitarios y en su momento, por conveniencia, defendieron el proceso selectivo de ingreso, se asemeja –y se enlaza políticamente– a la que ha hecho de una oferta educativa dudosa una forma de hacer proselitismo electoral, a costa de estudiantes para quienes lo importante es el papel y no tanto el conocimiento.

Desde la tribuna que sea –el púlpito, la curul o el medio periodístico–, se lanzan propuestas de innegable sentido justiciero pero de torpe bagaje analítico.

La oferta de educación superior en Veracruz ha marcado una tendencia de crecimiento en los últimos años, con la creación de institutos y universidades tecnológicas y la aparición de la oferta educativa por internet, amén de la proliferación de instituciones privadas.

El problema es que socialmente nos seguimos comportando como en la mitad del siglo pasado.

Pese a los cambios en la estructura social y productiva de México y de Veracruz, quienes buscan un lugar en las instituciones de educación superior siguen enfocándose en profesiones que antaño aseguraban prestigio social y bonanza económica (abogado, médico, contador, odontólogo, pedagogo), pero que hoy sólo auguran desempleo.

De ahí que mientras el 60 por ciento de los demandantes a la UV se enfilan hacia esas opciones profesionales, a las que se unen las de comunicólogo o publirrelacionista, hay carreras cuyos egresados son demandados en las zonas industriales y de producción primaria que no llenan sus cupos.

Y no hablo de la UV sino de la oferta total de educación superior a nivel estatal, que es como deberíamos analizar el fenómeno de la oferta y la demanda educativas.

Proponer que la UV instale urgentemente enormes techados fabricados con materiales perecederos para contener a 30 mil jóvenes que buscan sus atributos académicos cada año, y contrate con urgencia a maestros improvisados para darles pinceladas de conocimientos académicos, resulta no sólo ocioso sino perverso.

¿Cómo hacer un cambio en las tendencias de demanda profesional para que la formación superior contribuya realmente al desarrollo nacional y se eviten tantos episodios de frustración entre miles de jóvenes que solicitan su ingreso a las únicas carreras que conocen?

Pues esa debiera ser una tarea del sector educativo estatal, inscrita como una de las políticas públicas en los próximos años.

Sergio Martínez Romo, de la UAM-Xochimilco, habló en Xalapa –en el 56 aniversario de la Facultad de Pedagogía– de la tendencia de la educación superior en el país en las últimas décadas y apuntó algo muy importante en este tema.

Por un lado, se refirió al crecimiento en la matrícula de educación superior en los años setenta, cuando se elevó en un 300 por ciento para llegar a una población de 800 mil estudiantes, obligando a improvisar instalaciones y personal académico en universidades públicas.

El fenómeno se vio acompañado de la creación de 97 institutos tecnológicos que recibieron una inversión comparativamente mayor a la aplicada en universidades, pero que no atrajeron mucho a los que demandaban su ingreso a la educación superior.

Sea por la situación económica o el mayor prestigio de las públicas, lo cierto es que según los datos manejados por Martínez Romo, de las dos mil instituciones de educación superior del país, casi el 75 por ciento son privadas, pese a lo cual el 70 por ciento de la matrícula la conservan las públicas.

jueves, 13 de mayo de 2010

Enmendarán la fallida Enciclomedia



Gracias a la versatilidad mercantil del ex presidente Vicente Fox, 147 mil escuelas fueron dotadas de equipos y programas informáticos para Enciclomedia, destinados a estudiantes de quinto y sexto grados de primaria y primero de secundaria, mediante una inversión pública superior a los 30 mil millones de pesos (unos 2 mil 380 millones de dólares), entre 2002 y 2008.

La inversión fue multimillonaria y, pese a que su motivación era del todo correcta (incorporar al uso educativo de las tecnologías de información y comunicación a los estudiantes de educación básica ahí donde estuvieran), lo cierto es que le ocurrió lo que a todo programa que es diseñado centralizadamente: más fracaso que éxito y una rápida caducidad.

Ver un mapa sobre el escritorio y señalar con el dedo las comunidades en cuyas escuelas serían instalados los equipos Enciclomedia fue, en muchos casos, el principio de la derrota: muchas escuelas no contaban con energía eléctrica, otras se constituían de un salón de clases construido con materiales perecederos, otras no tenían acceso a internet, más allá un alcalde prefería instalar el equipo en su casa; en muchos casos, o se dañaron al primer apagón o fueron robados por bandas que se especializaron en ese sector de la informática.

Lo cierto es que este año se vencerán los contratos de arrendamiento de los equipos y habrá que especular sobre los resultados de la nueva estrategia federal: dotar de pantallas y computadoras conectadas en red a más de 300 mil aulas para 2012, como parte del plan Habilidades Digitales para Todos (HDT), con una inversión de unos 24 mil millones de pesos en los siguientes tres ejercicios presupuestales.

De entrada se han materializado 2 mil 600 millones de pesos para su arranque y ya ha operado en su etapa piloto en 200 escuelas del país.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¿Qué aportan las IES de Veracruz a la actualización docente?



En total, 12 instituciones educativas del estado de Veracruz (diez públicas y dos privadas) lograron que ingresaran al Catálogo Nacional de Formación Continua y Superación Profesional para Maestros de Educación Básica en Servicio 2009-2010, programas académicos elaborados por sus áreas docentes y de investigación.

¿Qué aportará Veracruz a los maestros en servicio de todo el país?

El catálogo de este año incluye 24 programas (12 cursos, ocho diplomados y cuatro maestrías) elaborados en los claustros de instituciones públicas como la Universidad Veracruzana, el Instituto Consorcio Clavijero, los institutos tecnológicos superiores de Misantla y Tantoyuca y las universidades tecnológicas del Centro de Veracruz y de Gutiérrez Zamora, entre otras, así como del Centro de Estudios Tecnológicos y Universitarios del Golfo y el Tecnológico de Monterrey, privadas estas dos últimas.

Destaca, por supuesto, la oferta lanzada por la Universidad Veracruzana, que ha logrado incorporar cuatro programas, desde el curso de Gestión ambiental para escuelas de educación básica hasta las maestrías en Investigación educativa, en Didáctica de las ciencias sociales y en Investigación en psicología aplicada a la educación, con reconocimiento del Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep) y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt),

Una institución que ha ido ganando presencia en el tema de la actualización docente es el Instituto Consorcio Clavijero, cuyos académicos han incorporado los cursos de formación continua Lenguaje y español y Uso didáctico de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en los procesos de enseñanza aprendizaje; además, los diplomados Ser facilitador: un cambio de paradigma I y II, y Estrategias para docentes en el desarrollo de habilidades del pensamiento. Todos ellos, por cierto, se impartirán por medio de internet.

Tanto universidades como institutos tecnológicos estatales pondrán su huella en este esfuerzo nacional, con propuestas enfocadas a ofrecer a los maestros de educación básica nuevas estrategias para la enseñanza y el aprendizaje de campos de conocimiento en que México ha mostrado serias deficiencias: matemáticas y ciencias.

En conjunto ofrecerán un diplomado en Enseñanza de las ciencias básicas y otro en Uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC); además, cursos sobre el uso de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las matemáticas en la escuela secundaria; el diseño de ambientes de aprendizaje y la enseñanza de matemáticas; metodología para el aprendizaje autónomo de las ciencias en educación básica, y pensamiento matemático.

Otras instituciones que se incluyen en el catálogo nacional son la Secretaría de Educación (SEV), la Dirección General de Educación Normal y Actualización del Magisterio, el Centro de Actualización del Magisterio número 29 y la Dirección de Educación Especial.

Apuntamos arriba que el Instituto Consorcio Clavijero (ICC) se ha consolidado en el tema de actualización del magisterio veracruzano en los últimos años. Hasta el momento, 7 mil 711 maestros de educación básica en servicio han participado en uno o más de los 10 cursos con valor escalafonario estatal que ofrece desde 2007, con el de Computación Básica como el que ha contado con el mayor número de participantes.

Si esta estrategia germina en el magisterio en servicio, en unos cuantos años podremos ver las diferencias en materia de aprovechamiento escolar que mostrarán los alumnos del país.

martes, 11 de mayo de 2010

Universidades apoyarán a educación básica


En los años recientes, la participación de las instituciones de educación superior en programas de actualización de los docentes en servicio en el nivel de educación básica ha crecido como la espuma.

De los cursos elaborados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en las áreas de actualización magisterial, cuyos alcances en cuanto al número de participantes y a la calidad de sus contenidos eran reducidos, se ha abierto el abanico de opciones y temas y se han incorporado modalidades que no se podían considerar apenas hace un lustro, como la educación en línea.

La convocatoria pública para que instituciones de educación superior (IES) del país concursaran con propuestas orientadas a fortalecer las habilidades pedagógicas de los maestros, considerada como parte de la Alianza por la Calidad de la Educación, ha hallado una respuesta realmente formidable.

La conformación del Catálogo Nacional de Formación Continua y Superación Profesional para Maestros de Educación Básica en Servicio 2009-2010, presentado por el secretario Alonso Lujambio el 6 de mayo pasado, muestra un crecimiento asombroso en programas e instituciones participantes respecto al anterior.

Mientras que en el catálogo 2008-2009 se incluyeron 142 programas especializados, en el actual la cifra ha crecido a 713 programas académicos que han sido puestos a elección de los docentes, directivos y personas involucradas en la educación básica del país.

En el caso específico de la formación continua en temas nodales como español, matemáticas y ciencias, el actual catálogo ofrece 227 programas académicos, mientras que el anterior sólo ofreció 53.

Esta multiplicación de las opciones de formación continua sólo ha sido posible con la incorporación de universidades públicas y privadas, centros de investigación, institutos tecnológicos, escuelas normalistas y organismos educativos estatales.

Según el secretario Lujambio, las IES que participan en el catálogo vigente suman 163, diez veces más que en el anterior, cuando participaron 16.

Con esta vertiente de la alianza por la calidad educativa, la SEP pretende cerrar la pinza abierta con la instrumentación del examen nacional para asignación de plazas docentes, acordada con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Lo que se busca, dijo el titular de la SEP, es perfeccionar la manera en que ingresan los maestros al magisterio y el modo en que los maestros continuamente se forman.

Los procedimientos para cerrar las dos puntas de la pinza no han estado exentos de diferencias y confrontaciones entre la SEP y el SNTE.

Todavía en abril, mientras las partes negociaban las condiciones laborales y el monto de incremento salarial que se otorgaría a los maestros, el SNTE puso en tela de juicio los procedimientos mediante los cuales las autoridades federales estaban aplicando el filtro para la contratación de maestros mejor capacitados.

En breve saldrá la convocatoria para el examen de asignación de plazas y se abrirán las inscripciones para que los maestros en servicio se involucren en alguno de los 713 programas que ofrece el catálogo.

jueves, 6 de mayo de 2010

La Revolución Mexicana en Veracruz


Este viernes 7 de mayo, a las siete de la noche, será presentado el libro “La Revolución Mexicana en Veracruz”, escrito por dos historiadores que han profundizado en estudios históricos regionales, con una dilatada carrera en el ámbito académico veracruzano, particularmente a partir de su labor en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS) de la Universidad Veracruzana: David Skerritt Gardner, inglés asentado en Xalapa hace ya muchas décadas, y Bernardo García Díaz, quien ha recorrido varias etapas de la historia local y ha hecho libros monográficos sobre el estado.

Doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oxford, investigador del IIHS y profesor de la facultad de Sociología y del Doctorado en Historia y Estudios Regionales de la Universidad Veracruzana, David Skerritt ha profundizado en los procesos migratorios, no sólo aquéllos que han tenido como protagonistas a los campesinos veracruzanos sino también de los procesos de colonización extranjera, particularmente la colonia francesa de Jicaltepec-San Rafael, además de estudiar las figuras de poder en el campo mexicano. Junto con Bernardo García Díaz también ha trabajado en el estudio de los movimientos obreros de principios del siglo XX en Veracruz, particularmente de Río Blanco.

Bernardo García Díaz hace años que ha estudiado la zona fabril de Orizaba y Río Blanco con una meticulosidad detectivesca tratando de hallar las claves no sólo del proceso de industrialización de México sino también los conflictos obrero-patronales que una visión expoliadora impuso a los trabajadores mexicanos en la época del Porfiriato. También ha hecho estudios sobre las corrientes colonizadoras europeas, particularmente provenientes de Francia, en la zona centro de Veracruz, y ha trabajado en aquellas que tienen que ver con la presencia cubana.

El libro, publicado por el Gobierno del Estado de Veracruz, la Universidad Veracruzana y la Comisión del Estado de Veracruz para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana, será presentado en la Biblioteca Carlos Fuentes (a un costado del Parque Juárez) por los especialistas Rogelio de la Mora Valencia y Erasmo Hernández García.

Como colofón, se anuncia música huasteca, toritos y tamales, de manera que no habrá que perderse este evento.

¿Cómo se califica la investigación en México? / III


Es posible que mi conocimiento me traicione pero hasta donde se ha hecho público, en México carecemos de un instrumento similar al que realizan las universidades públicas españolas desde 2007.

El instrumento más cercano, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), se orienta a reconocer y apoyar financieramente a los científicos en lo particular. Mediante este sistema, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) busca promover y fortalecer, a través de la evaluación, la calidad de la investigación científica y tecnológica, y la innovación que se produce en el país.

“El Sistema contribuye a la formación y consolidación de investigadores con conocimientos científicos y tecnológicos del más alto nivel como un elemento fundamental para incrementar la cultura, productividad, competitividad y el bienestar social”.

Pudiera parecer espeluznante para las áreas de investigación ser sometidas a un mecanismo que confronte a la institución de pertenencia con otras de enfrente, pero reforzaría la exigencia institucional hacia sus áreas de investigación.

Permitiría, también, estimular la activación de algunos aspectos que no sean contemplados por los investigadores, como la publicación de artículos científicos en revistas de arbitraje, la consolidación de resultados de investigación mediante la gestión del registro de patentes y la utilización en sectores de la producción de sus resultados.

En resumidas cuentas, los investigadores ser verían sometidos a procesos de evaluación extra institucional que los obligaría a destinar un mayor esfuerzo no sólo de trabajo de investigación y experimentación; también de gestión de financiamientos extraordinarios, incorporación de estudiantes de posgrado, difusión de sus líneas de trabajo, vinculación con grupos científicos con los que pueda establecer lazos de colaboración académica.

Como mera anécdota, valdría la pena recordar lo señalado hace unas semanas por Luis Arturo Rivas Tovar, del IPN, quien dictó en la UV una conferencia en que dio recomendaciones para que nuestros investigadores elaboraran artículos científicos de calidad, para mostrar de manera fehaciente que hay resultados tangibles de lo hecho por nuestros académicos en campo, talleres, laboratorios y cubículos, incluso como una exigencia de la propia universidad.

En el mundo de la ciencia, dijo, la productividad de un científico se mide en tres aspectos: la producción de patentes, los artículos científicos publicados en revistas arbitradas y la formación de científicos que hacen las universidades en nuestro país.

Pese a reconocer en la UV a una de las más importantes del país, señaló algo muy sensible: cuando comparamos los artículos que se publican, la Universidad desaparece. Una de las razones es que en los programas de doctorado no se enfatiza esta habilidad.

No se trata de poner en entredicho a ninguna universidad. Un ranking como el que se elabora en España permitiría detectar cuáles son las carencias y señalaría caminos para resarcirlas.

Ojalá pronto haya un proyecto nacional en este sentido, que podría respaldar la ANUIES, la propia Secretaría de Educación Pública y el Conacyt.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Ranking de universidades españolas, un ejemplo / II


Un reciente estudio publicado en la revista española Psicothe- ma, editada conjunta- mente por la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias, revela los resultados del estado que guardan las universidades públicas españolas en materia de investigación, incluyendo las ciencias sociales y las humanidades (http://www.psicothema.com).

Dirigido por Gualberto Buela-Casal, profesor de la facultad de Psicología de la Universidad de Granada, los resultados obtenidos por este estudio “permiten evaluar las fortalezas y debilidades de cada universidad pública española en el ámbito de la investigación”.

El autor refiere las dificultades a que se enfrenta, sobre todo respecto a la falta de claridad en la obtención y presentación de la información, lo que lleva a que muchas de estas clasificaciones sean difíciles de entender e interpretar.

Por ello, señala, “es necesario establecer una serie de consideraciones sobre el nombre del ranking, la selección de los criterios, el peso de los indicadores, el tipo y la selección de las instituciones que se evalúan, el tamaño de las instituciones, las fuentes de información, la unidimensionalidad / multidimensionalidad de los rankings, la periodicidad del ranking y los criterios de calidad”.

Al estudio similar realizado para el caso de 2008, en el de 2009 se le ha añadido un nuevo criterio, que hace referencia a las patentes registradas y explotadas, y se mejora el indicador de tramos de investigación.

Las instituciones de educación superior con mayor productividad en investigación, según el denominado “Ranking de 2009 en Investigación de las Universidades Públicas Españolas” coloca a dos universidades catalanas (Pompeu Fabra y Autónoma de Barcelona) en los sitios de privilegio, seguidas por la Pablo de Olavide de Sevilla, en tercero, y la Autónoma de Madrid en cuarto. El último sitio lo ocupa la universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Son siete los indicadores utilizados: la proporción de artículos publicados en las revistas consideradas por el Instituto para la Información Científica (ISI), el número de tramos de investigación obtenidos por los académicos, los proyectos concedidos a cada universidad en la convocatoria de 2009 por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación, las tesis elaboradas por académicos entre 2003 y 2008, las becas de formación a los alumnos matriculados, el número de programas de doctorado con mención de calidad y las patentes registradas entre 2004 y 2008.

Del ranking de 2008 al del 2009, 21 universidades ganaron posiciones, entre las que destacan la Universidad Rey Juan Carlos, que subió trece posiciones (desde el 46 hasta el 33), la Universidad de Huelva (ascendió 11 puestos) y las de Vigo y Jaén, que han mejorado nueve puestos cada una. Entre las que descienden, destacan la UNED y la Jaume I, que pierden 11 puestos, seguidos de la Universidad de Castilla-La Mancha, que pierde nueve posiciones. (Continuará)

martes, 4 de mayo de 2010

Investigación científica, la evaluación necesaria / I


Ya sabemos que en México se destinan menos de 200 pesos anuales por habitante a la investigación científica y la innovación tecnológica, lo que significa que destinamos menos de medio punto porcentual del PIB a ese rubro mientras que nuestro mayor competidor, Brasil, destina el 1.5 por ciento.

La inmensa mayoría de los trabajos de investigación se realiza en las universidades públicas, entre las que destaca –por su volumen, trascendencia, resultados y diversidad temática– la Universidad Nacional Autónoma de México, en cuyos laboratorios y cubículos se desarrolla arriba del 50 por ciento de la labor científica del país.

¿Qué enfoque se pone de relieve en la investigación en el ámbito nacional? ¿Cuánto del trabajo de nuestros científicos se orienta a la investigación básica y cuánto a lograr aplicaciones concretas para la mejora de procesos, productos y servicios? ¿Qué proporción de esa investigación se refiere al análisis de los procesos sociales y económicos, y qué otra a descubrir y conceptualizar el complejo entramado de la creación artística y cultural? Es algo que queda por conocer.

Estamos en tiempos asediados por la competencia. En las universidades del mundo se busca no sólo buenos resultados en la investigación de frontera, también lo que de prestigio ello puede generarles, porque en ese punto, en una sociedad basada en los estándares capitalistas, la consecuencia es la atracción de financiamientos y apoyos de diversa índole, como puede ser la colaboración de grupos científicos.

En los últimos lustros, se ha puesto especial interés en la elaboración de rankings nacionales y mundiales para conocer el orden en que se ubican las universidades, y estos van desde cuales tienen mejores servicios de cafetería, biblioteca y administrativos, hasta cuáles preparan de mejor manera a sus estudiantes.

También se elaboran listas con base en otros indicadores, como la proporción de estudiantes inscritos en planes de estudio acreditados por instancias evaluadoras externas; de estudiantes y académicos por equipo de cómputo.

Sin embargo, al menos en México, no conozco un estudio serio sobre la ubicación de las instituciones de educación superior en materia de investigación científica y tecnológica.

Es claro que la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional estarían colocados en el ranking por encima las demás universidades en la mayoría de los rubros, por el histórico flujo de recursos hacia sus programas científicos, pero valdría la pena ver cómo están avanzando las demás en ese campo. (Continuará)