martes, 27 de agosto de 2013

Mujer que sabe latín


Sara Ladrón de Guevara, primera Rectora de la UV.

La designación de la doctora Sara Ladrón de Guevara González como la próxima rectora de la Universidad Veracruzana marca varios hitos. Será la primera mujer al frente de una institución que, ya en su rectorado, cumplirá 69 años el próximo 11 de septiembre, es decir, casi siete décadas gobernada por hombres. 

Aunque el insigne tlacotalpeño Gonzalo Aguirre Beltrán, rector de la UV de 1956 a 1963, es reconocido mundialmente como un estudioso de la antropología (no hay que olvidar que, a partir de su trabajo, empezó a tomarse como tema de estudio la negritud en México, la interculturalidad y las primeras políticas públicas en materia de educación indígena), en sentido estricto, Sara será la primera egresada de Antropología que toma las riendas de la casa de estudios. Aguirre Beltrán se recibió de médico cirujano y hasta trabajó como biólogo, mientras desarrollaba sus preocupaciones intelectuales más sentidas: el estudio de los pueblos negros e indígenas.

Sara, en efecto, pasará de la dirección del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) a la rectoría, y sus estudios han sido la licenciatura en Antropología con especialidad en Arqueología en la UV, maestría en Historia del Arte y Arqueología en la Universidad de París I La Sorbona y doctorado en Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde mi punto de vista, otro hito ha generado la decisión de la Junta de Gobierno: ha nombrado a una universitaria cabal que nunca se mezcló en los grupos de poder que dominan el horizonte de su casa de estudios y fue respaldada por muchos académicos de a pie, esos que hacen posible la cátedra y, sobre todo, la investigación en la UV.

Sara Ladrón de Guevara, por tanto, podrá disponer libremente de su equipo de trabajo y todos esperan que lo haga pensando en el futuro académico de la Universidad Veracruzana.

¿POR QUÉ SARA LADRÓN DE GUEVARA?

En mis comentarios publicados el pasado 12 de agosto, cometí unas pifias pero rescaté un acierto. Al exponer cuál era mi previsión sobre a quiénes elegiría la Junta de Gobierno para la terna (si bien precisé que podrían ser cuatro o más, y fue quintilla), señalé:

“Según mi humilde pronóstico, la terna estaría conformada, además de (Víctor) Arredondo y (Porfirio) Carrillo, por una de las tres mujeres inscritas. Aunque muchos opinarían que esta sería la maestra Leticia Rodríguez Audirac, en lo personal considero que, por más méritos académicos, la elegida podría ser la doctora Sara Ladrón de Guevara, quien ya fue Secretaria Académica y goza de enorme prestigio en la antropología nacional.”

Hasta ahí mi comentario de aquella fecha. Una pifia se refiere a la inclusión de Víctor Arredondo, quien fuera descartado por la junta de Gobierno en medio de un gran escándalo mediático en el ámbito estatal. El acierto, considerar en esa lista a Sara Ladrón de Guevara (también a Porfirio Carrillo, pero no tenía mérito porque era natural que así fuera). Lo hice pensando en el grupo de los ocho restantes. Fallé también al descartar a la maestra Leticia Rodríguez Audirac, amén de Francisco Monfort Guillén y Manlio Fabio Casarín León. Así es esto del abarrote. 

Que la doctora xalapeña sea la primera rectora, además de incorporar a la UV a una tendencia de la que había estado alejada por décadas, permitirá un enfoque eminentemente académico al desarrollo universitario. Eso no quiere decir que la todavía directora del MAX no tenga capacidad política, sino que su desarrollo profesional se ha caracterizado por dedicarse a la investigación y a la administración académica.

La vida está llena de paralelismos. Tanto el rector que sale como la que viene tienen en común haber sido secretarios académicos en el rectorado de Víctor Arredondo. Fue Sara secretaria académica en el primer período y le dio paso a Raúl Arias Lovillo para la segunda gestión. Ahora le corresponderá a Raúl regresar la cortesía: le entregará la estafeta en la rectoría.

En la propuesta presentada ante la Junta de Gobierno, Sara plantea apegarse al Plan General de Desarrollo 2025, aprobado en 2008 por el Consejo Universitario General, y que considera como ejes un sistema universitario en red, innovación educativa, construcción de un sistema universitario de gestión por calidad, internacionalización como cultura académica, orientarse hacia una universidad sostenible, planeación y desarrollo sustentado en la academia, fortalecimiento de la planta académica, atención integral de los estudiantes y una gestión democrática y con transparencia.

Creo que la antropóloga tiene una gran oportunidad en sus manos y que sabrá aprovecharla. Por otra parte, con esta decisión, la UV puede vivir una transición de confort, lo que difícilmente hubiera ocurrido si la Junta de Gobierno se hubiera enfocado por quienes eran identificados como los respaldados por el rector.

LAS RELACIONES DE LA UV CON EL GOBIERNO

Un punto que, sin afectar la autonomía universitaria, ha sido mencionado con mucha insistencia por el gobernador Javier Duarte es el de la estrecha colaboración entre la estructura estatal y la universitaria. 

Ya lo comentaron quienes lo oyeron que el gobernador se ha referido a la colaboración que hubo entre el Gobierno del Estado y la UV, cuando estaban Miguel Alemán y Víctor Arredondo, y que al parecer no ha sido muy posible durante el rectorado de Raúl Arias Lovillo, quien convirtió a la casa de estudios en su Isla de Gilligan.

El mismo martes 27, desde San Rafael (a donde acudió con su esposa Karime Macías a evaluar los daños e instruir para atenuarlos), el gobernador Duarte se enteró de la decisión de la Junta de Gobierno y envió su pública felicitación a Sara Ladrón de Guevara.
 
Según el comunicado oficial, Duarte “dijo tener la certeza de que la doctora Ladrón de Guevara González hará un gran papel al frente de la Universidad Veracruzana, pues cuenta con una destacada trayectoria académica y profesional, y ha participado de forma activa en el desarrollo de la vida institucional de la UV en los últimos años. Señaló que en esta nueva etapa, el Gobierno de Veracruz y la Universidad Veracruzana mantendrán “una estrecha relación de trabajo y de éxitos” para que la UV se posicione como una universidad de excelencia”. 

Ambas instancias se necesitan, y la doctora Ladrón de Guevara seguramente lo sabe y lo sabrá potenciar, manteniendo a salvo la autonomía universitaria.

lunes, 12 de agosto de 2013

¿A quién quieren engañar en la UV?



 Es una verdadera lástima que el proceso de selección de rector de la Universidad Veracruzana esté marcado con una ominosa sombra de duda sobre la honestidad y la transparencia con que las autoridades universitarias se han comportado, en aras de imponer a un predilecto del grupo.

Me extraña del doctor Porfirio Carrillo Castilla, a quien conocí hace varios años, y cuya honestidad no dejaba lugar a suspicacias, cuando como científico estaba muy interesado en impulsar la difusión de la ciencia y la tecnología, no solo a través de los medios de comunicación universitaria, sino de aquellos que llegaban al gran púbico, con lo que se buscaba coadyuvar a la distribución social del conocimiento. 

Pero el cenáculo enrarece. 

El grupo de poder del que es cofrade, ya se ha visto, se empecina en colocarlo a como dé lugar, así se apliquen en su favor las estrategias del más torpe proselitismo, sin argumentos para convencer sino haciendo gala de procedimientos de coerción o de desvergonzada compra de conciencias, mediante el inefable recurso de otorgar prebendas académicas.

Que en el impulso de ese mecanismo haya sido identificado hace varios meses al diputado Enrique Levet Gorozpe, líder a su vez del sindicato del personal académico, no es cosa que sorprenda ni al más despistado analista. Con 16 años en las mieles del poder sindical, Papo Levet no ha sufrido siquiera una cuarta parte del repudio que, por eternizarse del mismo modo, recibió Eloína Vargas, quien falleciera con las bridas del SETSUV fuertemente jaladas por su mano poderosa.

En el proceso de auscultación que la Junta de Gobierno concluye esta semana, no ha faltado la cargada. Es deseable que los miembros de la Junta identifiquen maniobra tan burda y la neutralicen. 

Lo realmente lastimoso para la universidad y los universitarios (que nadie deja de serlo incluso después de partir de sus aulas) es que las actuales autoridades universitarias se prodiguen con un cinismo de antología y que en sus declaraciones no solo confirmen la especie sino traten como inocencias párvulas a las mentes brillantes que forman o son formadas en la casa de estudios.

Está por definirse la terna para rector

El viernes de esta semana, la comunidad universitaria y la opinión pública sabrán quiénes componen la terna que hará más adecuada la designación de rector. Y digo terna, si bien pueden ser dos  o cuatro. Lo cierto es que se estila que sea una terna.

¿Quiénes, de entre los 10 académicos que se registraron, tienen realmente posibilidades para ser rector? En principio, todos tienen derecho y posibilidades, pese a que se orquesta una ruidosa campaña en contra de Víctor Arredondo por el supuesto de que legalmente no tendría derecho, habida cuenta de que ya fue rector y fue reelecto, argumento jurídico que ya ha sido desechado pues, de otra manera, ni siquiera habría sido aceptado como candidato. 

Pero como se dice en toda competencia, habrá que elegir primero a tres y, al final, a uno.

Según mi humilde pronóstico, la terna estaría conformada, además de Arredondo y Carrillo, por una de las tres mujeres inscritas. Aunque muchos opinarían que esta sería la maestra Leticia Rodríguez Audirac, en lo personal considero que, por más méritos académicos, la elegida podría ser la doctora Sara Ladrón de Guevara, quien ya fue Secretaria Académica y goza de enorme prestigio en la antropología nacional.

Ya hablaremos después quién tendría más méritos entre aquellos por los que se decante la Junta de Gobierno.