jueves, 1 de diciembre de 2011

En el mundo del arte, un tsunami en marcha: Joan Fontcuberta


Fotógrafo, ensayista, crítico, Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) alerta de las grandes transformaciones que trae consigo la revolución digital y pone en entredicho los valores que habían estado vigentes en la fotografía con la aparición del homo fotograficus.


Por: Álvaro Belin Andrade
Periodista independiente


Apacible, con una mirada que quiere aprehender lo que le rodea sin que la realidad se percate, el artista catalán Joan Fontcuberta nos recibe en una posada en Coatepec. Fotógrafo, crítico, profesor y difusor del arte de la fotografía, Fontcuberta hace ya tiempo que dejó las estructuras catedralicias para predicar como un luterano. En 2010 escandalizó a no pocos fotógrafos profesionales en Xalapa con su exposición “A través del espejo”, en que mostró imágenes tomadas por aficionados y subidas por ellos a internet, y en esta ocasión participó en un diálogo con el cubano Juan Antonio Molina sobre su más reciente proyecto, Obra-Colección, organizado como prefacio del festival “Mayo, mes de la fotografía en Xalapa 2012”.

“Ha habido -señala- una creencia hasta cierto punto dogmática de que la fotografía debía conducirnos a una transcripción literal de la realidad. Para empezar, podríamos objetar que es difícil ponerse de acuerdo en qué es la realidad. Yo parto de un principio filosófico o teórico que sostiene que la realidad no preexiste a la experiencia, es decir, la realidad es un efecto de nuestra propia experiencia, de nuestra propia percepción, de nuestro propio conocimiento, de nuestra cultura. Es decir, la realidad es una construcción intelectual, cognitiva”.

Sobre la atracción que ejerce Xalapa sobre él, comenta: “Mi primera visita fue como quien recibe una semilla, y esta semilla ha ido germinando y, bueno, ha creado unos lazos. La primera vez, por desgracia, estuve muy poco tiempo por razones de agenda laboral, pero detecté toda una serie de gentes, de lugares, de cosas que me interesaban; entonces, he aprovechado esta segunda oportunidad para volver y pasar más tiempo y satisfacer más mi curiosidad, recrearme con las personas, los contactos que ya hice”.
               
Violencia, imágenes, redes
sociales, realidad y ficción
Joan Fontcuberta y Álvaro Belin, durante la entrevista

Nuestra charla comenzó con un hecho espeluznante: las imágenes de cuerpos hacinados en la vía pública en Boca del Río, hombres y mujeres asesinados por el hampa y expuestos como una dura advertencia, tomadas por un fotógrafo aficionado con un teléfono celular y subidas a Twitter.

“En primer lugar, cuando yo afirmo que la fotografía lo que hace es privilegiar determinados momentos en detrimento de otros, para construir a lo mejor una cierta biografía familiar, es cierto que hay una voluntad escondida, solapada, de ficcionalización, orientada ideológicamente, afectivamente, sentimentalmente hacia la idea de que nos sentimos más felices rememorando aquellos instantes  de nuestra experiencia que nos han proporcionado placer.

“Pero, por otro lado, eso se conjuga con otro elemento y es que, irremediablemente, la imagen estetiza. Fotografiemos lo que fotografiemos, nos encaremos al horror, nos encaremos a cualquier situación espeluznante, la imagen dramatiza la representación y llega a hacérnosla parecer bella. Éste es un fenómeno del que los fotógrafos comprometidos y con una cierta ideología crítica no pueden prescindir, está en la misma naturaleza de la imagen.

“Estos dos fenómenos se conjugan y hacen que sea difícil afrontar determinadas temáticas, aquéllas que implican los aspectos más trágicos de la vida. Y esto hace que, justamente, cuando hay sucesos de estas características y de esta brutalidad o de esta intensidad, pues muchas veces sean aquellas imágenes que se desprenden completamente de cualquier cualidad más o menos institucionalizada, las imágenes sin calidad, hechas por los aficionados con un celular, las que tal vez pueden transmitir con la mayor fidelidad la crudeza de esos acontecimientos.

“Y luego sucede otra cosa que es que hoy vivimos en un mundo dominado por internet, por las redes sociales, por la cultura digital; a mí me gusta llamarlo la era del espejo, porque internet es tal vez como una especie de doble universo que bifurca nuestra experiencia, nuestra actividad, podemos vivir en el mundo tangible o podemos vivir en el ciberespacio, y pasamos tal vez más tiempo frente a la pantalla que no frente a las personas y a las cosas tangibles.

“En esa situación, la información se disemina con mucha mayor facilidad, con mucha mayor velocidad y sin las cortapisas de los sistemas piramidales de los medios de comunicación, a través de este tipo de plataformas, lo cual hace que la alianza, el maridaje de estos sistemas de fotografía digital con esos caminos, esas plataformas de difusión, permita el acceso a un nuevo estadio de información y de sensibilidad”.

Los valores que se buscan en
la fotografía han cambiado

En mayo de 2010, Fontcuberta presentó en Xalapa su exposición “A través del espejo”, un conjunto de imágenes pegadas a las paredes y mostradas en una pantalla como en un desaforado carrusel, tomadas por miles de aficionados y colgadas a páginas de internet. Mientras el bullicio iba creciendo en la sala, sobre la calle algunos fotógrafos profesionales mostraban su desaprobación. Se sentían acaso humillados porque el espacio había sido tomado por fotógrafos accidentales de la mano del artista catalán, justo en el festival Mayo, Mes de la fotografía en Xalapa.

“Hay que estar atento a las transformaciones que vivimos. El mundo en que yo empecé mi andadura como artista visual es muy distinto al actual. Desde los años setenta, cuando la fotografía tenía una autoridad carismática como documento, al descrédito que sufre ahora, inmersa en la cultura virtual, han pasado cuatro décadas de cambios no solo tecnológicos, que a la postre tal vez son los menos cruciales, sino en el paisaje cultural, ideológico, sociológico, político, económico, etcétera, es decir, hoy somos distintos y, por lo tanto, los valores que antes buscábamos en la fotografía son también diferentes.

“En internet, y en esa serie concretamente que yo llamo 'A través del espejo', lo que me interesa es un cúmulo de rasgos que nos permiten hacer una radiografía de nuestro mundo hoy; rasgos que pueden ser estéticos, es decir, cómo esas fotografías tomadas por no profesionales, por no expertos, por simples operarios de la cámara, introducen una serie de accidentes, de errores, de elementos no previstos, por lo tanto, acaecidos por azar, que son justamente los que pueden introducir una serie de innovaciones en el lenguaje expresivo del fotógrafo.

“Pero, por otro lado, en su conjunto, también dan un corte antropológico de lo que hoy es nuestra sociedad y el uso que se espera que la imagen cumpla en la actualidad. Esas imágenes, esos autorretratos que la gente se hace dicen mucho sobre la construcción actual de la identidad, sobre esa voluntad de disfraz, esa voluntad de vestir unas máscaras frente al público, las formas como la dialéctica entre lo público y lo privado se barajan, las tensiones que había entre el narcisismo y el exhibicionismo que también tienden a desaparecer; cómo esas imágenes muchas veces provocativas, a veces incluso obscenas o, en fin, que hasta hace poco han estado relegadas al ámbito de lo íntimo, hoy estallan, se detonan, rompiendo esas fronteras, esos filtrajes, esas censuras. Para mí, el ímpetu, la furia con que esto sucede, casi tiene un análogo con el gesto de los revolucionarios, de los manifestantes que rompían los escaparates de los establecimientos comerciales en un deseo justamente de abolir la propiedad privada, es decir, de romper esa barrera que había entre lo público y lo privado. En esas imágenes, a mi juicio, subyace toda una serie de cualidades que las hace un tesoro material particularmente significativo de nuestra época. Hace 40 años, los fotógrafos tal vez habrían salido a la calle rastreando los miedos, las esperanzas de la gente. Hoy creo que esas fotografías dan cuenta de esos miedos y de esas esperanzas con mucha mayor transparencia que cualquier otro intento documental hoy en día”.

La realidad es una construcción intelectual, cognitiva

Dices que la fotografía no es realidad, que es una ficción. Incluso, la pequeña porción de realidad que aparece en una fotografía puede tener muchas interpretaciones por parte del espectador. ¿Hay fotógrafos por un lado y, por la otra, esta fotografía que prolifera en las redes sociales, de manera separada, o hay un discurso, un hilo conductor entre ambos, que pueda marcar el trabajo de los fotógrafos y convertir su producto en un arte anónimo?

Fotografías: Alejandro Caballero
“Ha habido una creencia hasta cierto punto dogmática de que la fotografía por su propia naturaleza debía conducirnos a una transcripción literal de la realidad, y para empezar podríamos objetar que es difícil ponerse de acuerdo en qué es la realidad, qué es lo real. Yo parto de un principio filosófico o teórico que sostiene que la realidad no preexiste a la experiencia, es decir, la realidad es un efecto de nuestra propia experiencia, de nuestra propia percepción, de nuestro propio conocimiento, de nuestra cultura. Es decir, la realidad es una construcción intelectual, cognitiva.

“Hace poco estuve con unos neurocirujanos que decían que la noción de realidad la forjan unas determinadas neuronas que tenemos alojadas en no sé qué parte de nuestro cerebro, o sea que, mecánicamente, podríamos incluso precisar dónde está nuestra fábrica de realidad. Entonces, las imágenes necesariamente son construcciones, son ficciones, son representaciones que aluden a la realidad que nos convienen, nos son útiles en la medida en que nos permiten relacionarnos con la realidad y con los demás para hablar de la realidad, pero no son la realidad o son una realidad otra.

“Cada vez más me doy cuenta de que vivimos en un mundo en el que las cosas y las imágenes interactúan; dicho de otra manera, realidad y ficción se autonecesitan porque en el fondo la ficción estructura nuestra noción de realidad y si eliminásemos las ficciones que regulan la realidad, la misma realidad desaparecería. Por tanto, siendo un fotógrafo uno tiene que entender este proceso. Sería absolutamente ingenuo pretender que la mirada nos aporta la única realidad posible cuando nos aporta tan solo un punto de vista.

“Esto entronca con otra problemática filosófica que es la de la verdad, que sería justamente la correlación entre la representación y lo real, pero para mí la verdad no es más que un punto de vista, tal vez el punto de vista impuesto desde una posición de autoridad o de poder”.

Debería enseñarse la fotografía
en escuelas de filosofía o política

Sobre la fotografía que inunda el mundo de internet y sobre la reacción de los fotógrafos tradicionales, Joan Fontcuberta pinta su raya:

“Yo creo que los fotógrafos tienen una gran responsabilidad. Incluso a veces con mis colegas bromeo y digo que la fotografía más que enseñarse en las escuelas de arte debería enseñarse en las escuelas de filosofía o de política, porque las imágenes hoy en día constituyen el caldo primordial, la sustancia, la materia tanto de la realidad como de su aprehensión por la política. Bill Gates decía: ‘quien controle las imágenes controlará los espíritus’. En el fondo, la política no es más que la generación de opinión pública, el control justamente de esa opinión pública y su traducción en administración. Por lo tanto, todo lo que competa a la imagen tiene una repercusión que va mucho más allá, y en ese sentido, los que producimos imágenes, los que gestionamos las imágenes, como somos los fotógrafos, tenemos una gran responsabilidad.

“En un momento en que esas imágenes se escapan de las manos de los profesionales, de los expertos, y todos nos convertimos en homo fotograficus, es decir, todos hacemos fotos con nuestro celular, todos tenemos cámaras digitales, todos consumimos imágenes, diseminamos imágenes, nos volvemos productores y consumidores a la vez y, además, con unas cantidades masivas absolutamente impensables hace tan solo unos años, pues eso nos traslada a un mundo completamente distinto que nos obliga ya no solo a nutrirnos de imágenes sino a vivir en la imagen y a desafiarnos a cómo sobrevivir en las imágenes”.

Sus proyectos nunca se cierran

Le pedí que nos hablara de sus proyectos. Me impresionó esa ficción sobre el astronauta ruso en la serie Sputnik, la manera en que la gente empezó a creerla como cierta. ¿Cómo es que vas, no a fotografiar una realidad sino a crear a través de la fotografía una realidad que no es real, que es una ficción? ¿Qué proyectos vienen?

“Ahora mismo estoy continuando un proyecto que inicié hace años, porque –déjame explicarte– para mí los proyectos nunca se cierran, siempre están abiertos. Era Picasso quien decía ‘nunca termino una obra, simplemente la abandono’. La dejo olvidada durante un tiempo pero a lo mejor, al cabo de un tiempo, la retomo y la prosigo.

“En mi caso, sucede lo mismo, y ahora estoy recuperando una idea que empecé hace diez años que es la historia de un supuesto paleontólogo francés que encuentra, en las estribaciones de los Alpes, fósiles de sirenas. Entonces esto, claro, es una gran conmoción en la comunidad científica internacional porque se desconocía la existencia de esta especie que, además, trastoca completamente todas las nociones de la teoría de la evolución, con lo cual se trata también de introducir unas trampas a través de la imagen, a través de otros dispositivos y hacer que la ciencia, que muchas veces arroga el monopolio de la verdad y el monopolio de la interpretación de la naturaleza, se vea cuestionada y se entienda que la ciencia es un montón de verdades provisionales."

En toda transformación hay pérdidas y ganancias

Casi todas las artes han sido trastocadas por las nuevas tecnologías, incluso la política en algunas áreas se ha ciudadanizado. Egipto, Túnez y Libia han vivido procesos de derrocamiento de regímenes políticos en procesos generados o facilitados por las redes sociales. Hay combinaciones de diferentes artes y en la fotografía las hay más. Los medios de comunicación no tienen el poder y, en algunas ocasiones, los lectores les dan la espalda otorgando mayor credibilidad por cuestiones de oportunidad a las redes sociales. ¿Cómo sientes que va a evolucionar todo este proceso en todos los aspectos?

“En toda transformación hay pérdidas y ganancias. Sacrificamos ciertos valores a cambio de otros. En el caso, por ejemplo, de la comunicación es obvio que tendemos hacia nuevos modelos. Las estructuras piramidales de los medios de comunicación tienden a democratizarse en esos sistemas más abiertos de internet pero, por el contrario, lo que podría ser la calidad informativa, las garantías de una cierta veracidad o de un rigor periodístico también se diluyen, por lo tanto habrá que encontrar unos equilibrios.

“Creo que nos falta tal vez un poco de perspectiva para poder darnos cuenta de cómo se entablan estos ajustes y regulamos un sistema que implique mejoras básicamente para los ciudadanos. Frente a la crisis del periodismo en general o de la centralización de los grandes grupos editoriales, no sé si en México pero en Europa hay ahora un gran debate por la prensa gratuita, la que se autofinancia a través de la publicidad y se distribuye gratuitamente o el hecho de que a través de internet, muchos periódicos cuelguen sus versiones electrónicas también de manera gratuita, es decir, hay un debate sobre cómo pagar el trabajo del periodista, qué valor tiene la información para el usuario, y todo eso va a condicionar lógicamente el tipo de producto periodístico final.

“Hay una anécdota que a mí me parece para los fotoperiodistas muy significativa: un periódico de Hong Kong, hace unos años, despidió a una plantilla de media docena de fotógrafos profesionales, de reporteros que les daban la información local y, a cambio, repartió cámaras digitales baratas entre los repartidores de pizzas. La razón era muy sencilla y es que era más fácil enseñar a tomar fotos a los repartidores de pizzas que, con su habilidad, sorteando el tráfico infernal de Hong Kong, podían llegar a la noticia en el momento, que enseñar a los fotógrafos profesionales a manejar una motocicleta. Ante situaciones así, los fotógrafos nos rasgamos las vestiduras y decimos ‘cómo puede ser que se renuncie a la experiencia, a la capacidad, al aprendizaje de estos profesionales’, pero a lo mejor para los editores de este periódico era mucho más sensato una fotografía de calidad regular pero de un hecho que aconteció, que no la hipotética maravillosa fotografía que nunca se llegó a realizar porque el fotógrafo nunca llegó a tiempo.

“Casos así hay muchos. Por ejemplo, en la guerra de Irak, la agencia Associated Press despidió a fotógrafos de plantilla y repartió cámaras entre los muchachos árabes que podían pasar al frente enemigo a hacer fotos desde el otro lado y con mucha más facilidad y regresar con imágenes que eran testimonios directos y muy auténticos que no esos fotógrafos corresponsales con todas sus credenciales, premios y reconocimientos, que no podían acceder simplemente por ser occidentales o por ser profesionales de unos medios ideológicamente contrarios. Hay toda una serie de cambios hoy en día con la sociedad digital que hay que tomar en cuenta".

Más que fabricar obras, lo 
importante es prescribir sentidos

“En el mundo del arte evidentemente hay unas revoluciones, yo digo que hay un tsunami en marcha y ay del que no se dé cuenta de que nos viene esa ola gigante porque habrá unas transformaciones fundamentales. Por ejemplo, cada vez la realización física, lo que podría ser la artesanía de la obra, es menos importante. Todos tomamos fotos y, por lo tanto, la realización, la producción no tiene tanta importancia como el sentido que otorguemos a lo que hagamos. Por lo tanto, más que fabricar obras, imágenes, lo que sea, lo importante hoy en día es prescribir sentidos, dar sentido a las cosas, y eso hace que ya ni tan siquiera sea necesario tomar fotografías. Podemos enfrentarnos a esa acumulación de imágenes que ya existen y plantearnos una actitud de reciclaje, de desbrozar, de elegir el grano de lo que es la paja, y dar unos significados, armar con esas imágenes ya existentes un tipo de trabajo novedoso.

“No hay ninguna parcela de la actividad humana que no se haya visto afectada en profundidad por la revolución digital: las comunicaciones, la sanidad, en fin, el mundo es distinto…"

Un agradecimiento a Rosa María López
El libro, por ejemplo…

“…efectivamente, la cultura, los viajes, el turismo, la arquitectura. Hoy la experiencia de la realidad virtual se está cada vez más implantando como algo natural, incluso a nivel doméstico. Nosotros conectamos nuestras computadoras con Google Street View o Google Earth; podemos tener una noción de cualquier punto del planeta con un grado de detalle y de resolución absolutamente impensable. Hay todo este tipo de tecnologías, muchas de ellas de origen militar o científico que cada vez más se ponen al alcance del público y proporcionan una experiencia de espacio, de tiempo, de todo, completamente distinta”.

¿Crees que en el futuro puede haber una convivencia entre las formas tradicional y digital?

“Creo que, normalmente, los medios lo que hacen es acomodarse, es decir, aparece un nuevo medio y los antiguos no desaparecen, pero tienen que reconocer la presencia de este nuevo inquilino y esto hace que deban buscar sus espacios donde su actividad seguirá teniendo sentido.

“A veces me preguntan: ¿ha muerto la fotografía analógica? Mi respuesta es no, siempre habrá quien la siga practicando. Es simplemente que, por ejemplo, en términos de locomoción, si yo tengo que ir a Veracruz pues tomaré un automóvil, no iré a caballo; iré a caballo cuando quiera hacer deporte, el automóvil no ha aniquilado la posibilidad del caballo, aquellos que quieran seguir practicando la equitación o la hípica pueden seguirlo haciendo. O sea que será una minoría en función a lo mejor no del tema de la locomoción, del viaje, sino del tema del deporte, del placer o de lo que sea.

“En función de determinadas necesidades, utilizaremos una tecnología u otra. Esto no quiere decir que las tecnologías que nos han precedido vayan a desaparecer. En el ámbito de la fotografía, por ejemplo, sigue habiendo algunos fotógrafos, poquísimos, que siguen practicando daguerrotipo, una técnica complicada y tal, la primera en la historia de la fotografía, pero, bueno, por qué no recuperar esa técnica aplicándola con conceptos contemporáneos, es una posibilidad. Se trata de saber utilizarla cuando los valores del proceso la hagan útil, la hagan conveniente”.