martes, 9 de noviembre de 2010

Xalapa y Flandes, unidos por el cine


Aunque sin mucha publicidad, acaso con el sigilo que aconseja la falta de recursos, este sábado 13 de noviembre da inicio un inusual ciclo cinematográfico, el II Festival de Cine Latinoamericano de Flandes, que este año se realiza de manera simultánea en Bélgica y en nuestra bella Xalapa.

Según sus organizadores, este festival es una propuesta visual con fuertes contenidos sociales, que representa una mirada hacia y desde América Latina, y que apunta a la recopilación y difusión de trabajos de realizadores independientes latinoamericanos.

Para esta ocasión se ha programado la proyección de documentales y películas de ficción realizadas entre 2008 y 2010, en que se abordan temas que son tan caros para los latinoamericanos, como la violencia que ha extendido sus escenarios a todos los ámbitos y se ha recrudecido incluso en los hogares; la miseria crónica de millones de familias que viven en el filo de la supervivencia, la alegría que siempre surge como contrapunto de una realidad que se resiste a ser complaciente.

En su edición inaugural, en 2009, el festival proyectó 63 películas en Lovaina y Amberes, 15 de las cuales fueron presentadas por sus directores, y entregó premios en metálico, estatuillas y diplomas.


En su segunda edición ha buscado cruzar el océano para tener contacto con el territorio que es tema y pretexto, y Xalapa se convierte este año en la primera subsede, aunque en espacios todavía considerados marginales, como el Aula Clavijero de la UV y el Puente Xallitic, además de El Ágora de la Ciudad, lo que puede decir una de dos cosas (o las tres): dificultad para conseguir espacios más apropiados para disfrutar del cine, interés por mostrarlo en espacios alternativos en que aún el que no es cinéfilo puede quedarse a ver el espectáculo o –tercera opción– las dos cosas a la vez.

Y se ha añadido algo que se estila en todo festival: la participación de los xalapeños en la selección del filme que, a su juicio, deberá llevarse el premio del público, para ser entregado el día de la clausura en la sede principal, Amberes.

Con ello, no sólo Bélgica sino particularmente su región flamenca, busca crear lazos de interculturalidad con América Latina, aprovechando las herramientas visuales (cine y video).

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