sábado, 8 de octubre de 2011

¿Cuál será el desenlace de la guerra?

Diversos analistas en materia de narcotráfico y crimen organizado no auguran buenas cosas para el país en materia de violencia. El recrudecimiento de la batalla entre bandas criminales por el control de territorios importantes, uno de los cuales es la zona portuaria de Veracruz, dibuja el escenario que todos ellos describen, sobre todo porque el desmembramiento de varios cárteles ha polarizado la pugna entre las dos más fuertes: el de Sinaloa y el de los Zetas.
La encarnizada guerra que libran ambas organizaciones no solo permite visualizar que los episodios de violencia desmedida se repetirán en los siguientes meses, sino que los campos de batalla se irán extendiendo hacia el centro y occidente del país, particularmente por la obtención de plazas tan importantes como Acapulco y Guadalajara, y algunos señalan que lo ocurrido en Boca del Río antes de la reunión de procuradores y magistrados de justicia forma parte de una estrategia encaminada a detener la expansión de los Zetas sobre el territorio dominado por la organización del Chapo Guzmán en la capital tapatía, donde ésta controla el mercado de las metanfetaminas.

De ahí que la creación del operativo conjunto Veracruz Seguro, anunciado el martes 4 de octubre en la ciudad de México en presencia del gabinete federal de seguridad y del gobernador Javier Duarte de Ochoa, en el que se contempla que las corporaciones de seguridad locales y federales y de las fuerzas armadas sean dirigidas por un mando único federal a cargo de la Secretaría de Marina-Armada de México, no constituya sino la acción consecuente a raíz de la gravedad de las cosas.

En la misma semana se anunció un operativo conjunto similar para el estado de Guerrero, particularmente para el turístico puerto de Acapulco, con mando único a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, para atemperar una situación totalmente fuera de control y que ha hecho que miles de maestros no acudan a dar clases ante el temor de morir en el intento.

Como lo dijo y repitió Javier Duarte en su discurso y en todas las entrevistas que le hicieron en medios nacionales, lo que parece apuntar a una clara referencia a su antecesor en el gobierno veracruzano, lo novedoso no es que haya violencia, lo inédito es que haya voluntad para combatirla. Y tiene razón: con Fidel Herrera siempre se impidió el ingreso de las fuerzas federales a Veracruz, pese al gran crecimiento de la criminalidad, al grado de que ha quedado en el imaginario colectivo la idea de que hubo un pacto con las bandas.

El punto sobre el que pudo haber habido negociación con las autoridades federales es en la salida del Procurador Reynaldo Escobar Pérez, cuyas gravísimas pifias no solo han colocado en entredicho la calidad de la gestión de la justicia en Veracruz, sino que pudo haber inducido a que los resultados del operativo tengan una recepción negativa en los medios de comunicación nacionales e internacionales. De ahí que la salida de este funcionario, quien renunció por “motivos personales” el viernes pasado, no fue sino la confirmación de algo que entre líneas había anunciado el gobernador Duarte durante las entrevistas otorgadas a medios nacionales cuando se formalizó el operativo Veracruz Seguro: “hasta hoy”, dijo, sigue siendo Procurador, y nunca afirmó que seguiría siéndolo.

Percepción negativa sobre seguridad

En medio de esta incorporación de Veracruz a los operativos conjuntos que lleva a cabo el gobierno federal con los gobiernos locales que lo solicitan cuando se incrementan los niveles de violencia, la población del país sintió más inseguridad en septiembre que la que sintió en el mes precedente, según datos del INEGI, debido a los descensos en los componentes que dan cuenta de la seguridad personal.
Es muy posible que los datos específicos para el caso de la población de Veracruz en general, y más en particular de los habitantes de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, arrojen datos más deplorables. En los últimos meses, se sabe por referencias directas y por el descenso en el uso de los servicios turísticos de que se han quejado los empresarios del ramo, ha habido altos niveles de crispación y temor, de sensación de vulnerabilidad en la seguridad personal.

Los veracruzanos tendrán que estar preparados para las incomodidades derivadas de las acciones que emprendan los gobiernos federal y estatal con el operativo “Veracruz Seguro”, si bien los resultados pueden arrojar beneficios importantes en los niveles de seguridad.
 
Veracruz se ha unido, en efecto, al selecto grupo de territorios que han debido solicitar el apoyo federal: Baja California, Chihuahua, Frontera Sur, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Durango, Nuevo León y Tamaulipas. Que sea para bien.

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