miércoles, 13 de octubre de 2010

La vocación cultural de Xalapa


A principios de su deplorable gobierno, el alcalde David Velasco Chedraui tuvo la extravagante idea de convertir a Xalapa en un punto dentro de los circuitos de turismo religioso del país, poniendo como estandarte al en ese entonces recién santificado Rafael Guízar y Valencia.

La parafernalia puesta en juego a manera de tentarle el agua a los camotes provocó reacciones inmediatas de quienes vieron en ello no sólo una tontería sino la manera más frívola de trastocar el carácter laico del Estado y el gran aporte de los liberales veracruzanos.

El tema que más erizó los pelos aún de los más calvos oponentes fue la intención de sembrar una enorme escultura del santo en el centro de la Plaza Lerdo, nombrada así en memoria del liberal xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada, Presidente de la República de 1872 a 1876.

Lerdo apoyó y fortaleció la aplicación de las leyes de reforma expedidas por el presidente Benito Juárez en Veracruz, que limitaban el fuero del que gozaba el clero, nacionalizaban los bienes eclesiásticos e instauraban el registro civil. Además, una ley con su nombre obligaba a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos.

Hoy olvidada en las jardineras del distribuidor vial de las inmediaciones de la plaza comercial Américas, la estatua de Rafael Guízar y Valencia hubiera sido una bofetada al histórico pensamiento liberal de los veracruzanos y, particularmente, de los xalapeños.

Por fortuna, la iniciativa no prosperó, pero tampoco ha prosperado la idea de convertir a la capital de Veracruz en un centro de atracción para la enseñanza, creación y disfrute de las manifestaciones artísticas.

Ninguna instancia pública ha emprendido acciones de coordinación para aprovechar la real vocación de nuestra ciudad, una vocación de décadas. Gracias a administraciones estatales y universitarias lejanas en el tiempo, la capital veracruzana es reconocida en el país y el extranjero como un verdadero centro cultural, pero poco se colabora para hacer realidad esa imagen.

Desde la actividad musical y editorial, la mayoría impulsada por la UV, hasta la proliferación de grupos independientes que están haciendo propuestas interesantes en las artes escénicas, pasando por la formación profesional de ejecutantes y artistas plásticos, Xalapa tiene todo para convertirse en un centro de atracción nacional e internacional en el área cultural y, de paso, convertirse en un destino turístico especializado.

A diferencia de otras ciudades que han logrado ese carácter, como Guanajuato con su Festival Internacional Cervantino, Xalapa puede no depender exclusivamente de espectáculos foráneos para contar con una oferta amplia y diversificada para miles de visitantes.

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